EL SINDROME DEL VIAJERO ETERNO

Feliz año desde los Andes

Una entradita cortita para desearos un feliz 2009 a todos y todas.

 

De nuevo salgo de viaje, de nuevo cuatro días por delante para conocer un cachito más de país. De nuevo la montaña, los Andes, más volcanes con sus cráteres dormidos o bien despiertos. Un fin de año diferente. He vuelto a vestirme con la piel escurridiza para deslizarme entre los brazos de la gente que por aquí quiere que me quede a pasar el fin de año vinceño. Siento dejarles con un ligero sabor de decepción pero la llamada del viajero es todopoderosa y el canto de los Andes seductor.

Así que, si el tiempo lo permite y el cuerpo se presta a esfuerzos importantes, cruzaré el puente entre años subiendo laderas, escalando el páramo andino, buscando vistas de pájaro que se eleven en lo más alto.

 

Os dejo unos guiños de mi mundo actual, un mundo costeño casi tropical.

 

Mi primera charla en una comunidad

Mi primera charla en una comunidad

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Con Obdulia y Mayra en el rio

Con Obdulia y Mayra en el rio

 

 

Otra Charla

Otra Charla

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Estilazo conduciendo la canoa

Estilazo conduciendo la canoa

 

FELIZ AÑO

FELIZ AÑO

 

 

 

Espero que todos y todas estéis bien,

 

muchos abrazos desde esta Mitad del Mundo.

 

Os deseo lo mejor.

Una hamaca y un volcán

Hola a todos y todas,

Os escribo desde un hostalito de Baños, un pueblecito turistico que descansa en la falda de uno de los volcanes activos más imponentes de la zona, el Tunguragua.

Vocan Tungurahua entre nubes

Vocan Tungurahua entre nubes

Tumbado en mi hamaca, la que encuentro solo salir de la habitación, justo en una esquinita del jardin, voy viajando por los hechos de estos últimos días.  Han sido intensos, nutridos en nuevas experiencias, generosos en nuevos estimulos, exigentes en capacidades a poner a prueba,  floridos en dudas, escasos en descanso, pírricos en reflexión productiva, laberínticos en las fluctuaciones del sentir.

Era necesaria una pausa, se imponia un descanso.

Y en el camino aparecieron una hamaca y un volcán.

El volcán me ha inspirado con sus impresionantes rujidos, salvajes, imponentes, totales. Nunca antes había estado tan cerquita de un volcan activo que tan solo hace 9 años obligó a evacuar el pueblecito desde el que os escribo durante nada más ni nada menos que 4 meses, a los que hay que sumar los que vinieron acompañados de la reconstrucción. Y es que cuando el gigante alza su voz tiembla la tierra, se estremece la vida. Impresiona y acongoja sentir la fuerza de tanta energia en ebullición, energia inhumana, inconmensurable. Pero lejos de provocarme miedo, como sería lo lógico pensar, estar justo al ladito de este coloso invencible, me tranquiliza, me calma, me relaja. Os mentiría si os escondiera el ligero

Volcán El altar echando humo

Volcán El altar echando humo

estremecimiento que provoca su trueno infinito, esos segundos en los que parece que todo se hiela, el tiempo, la respiración, la vida, como ante una voz de mando incontestable, como ante el mandato de un dios todopoderoso. Pero poco después la tensión del momento se relaja y da paso al ritmo normal de las cosas, lo cotidiano se abre paso ante el momento extraordinario. El tiempo vuelve a caminar, la vida a palpitar, la respiración a fluir.

Creo que el volcan, en su incomensurable grandeza señala nuestra fragilidad, subraya la importancia de la vida en cada momento, nos libera de lo superfluo, pensamientos que no resisten uno solo de sus rugidos, nos avisa de nuestra mortalidad para devolvernos al poco el impulso vital.

La hamaca ha colaborado con su movimiento oscilatorio, con su mecer suave, con su susurro imperceptible. Me ha transportado a un ritmo más sostenible, a un dulce conformismo, a una sensación de paz. Y he viajado en el tiempo, he conectado con momentos de paz y tranquilidad. Y he deseado quedarme, he ansiado reposar en este momento largo tiempo, quedarme en mi hamaca acompañado del gran volcán.

En fin, buen final para mis primeras vacaciones ecuatoriales.  

Volcan Chimborazo, 6100 m.

Volcan Chimborazo, 6100 m.

El día 24, huyendo de la presión a la que me estaban sometiendo mis compis de trabajo para que pasara las navidades en Vinces, hice mi mochila y me lancé camino de los Andes, cercanos y altivos, mira puesta en la Avenida de los Volcanes, uno de los lugares con más actividad sísmica del mundo y punto de encuentro de innumerables montañas escupidoras de lava, humo y cenizas.

 

Y allá abrí los ojos el día de Navidad. Bueno, lo de Navidad es un decir

Carnaval navideño

Carnaval navideño

porque lo que presencié parecía más bien un carnaval que el nacimiento del niñito jesusito. Por estas latitudes han cogido la cristiandad, le han puesto máscaras y ritmos tropicales, y como acá todo lo que sea cuestión de celebrar es francamente bienvenido, pues a celebrar la Navidad se ha dicho y busca tu el pesebre a ver si lo encuentras. Ellos me aseguraban ‘si,si amiguito, esto es la Navidad‘ a lo que yo respondía ‘pues voy a ir reservando hotel porque no me pierdo los carnavales‘. Joer con los ecuatorianos, que bien que se lo montan los jodios. Como les va la jarana.

Carnaval navideño

Carnaval navideño

 

 

 

Patidifuso y alucinado iba yo por las calles de Riobamba, una ciudad bien linda y montañera, cuando encuentro ante mi un tren. Al loro !. En Suramérica la verdad es que los trenes triunfan menos que los Mili Vanili. Autobuses kamikazes todos los que quieras, pero vías férreas pocas y las que quedan tienen exclusivamente fines turísticos. Recuerdo que en Argentina el único tramo de ferrocarril

Carnaval navideño

Carnaval navideño

existente es el Tren de las Nubes, el recorrido en locomotora más elevado del mundo, con permiso de los que se consideren igual, ya que me encontré un slogan idéntico en Nepal, a saber tu quien tiene la razón. Pero el de Riobamba no iba de altitudes sino de demonios. A la Nariz del Diablo te lleva. Ojú que miedo. Pues yo que me compro un boleto y al día siguiente, aun con la resaca de la carnavalesca navidad retorciéndome la neurona, a las 6 en punto de la mañana me monto en todo lo alto del tren dispuesto a verle la nariz al mismísimo diablo. La euforia inicial se fue apagando poco a poco debido a la hora larga de retraso con la que partió el desvencijado tren. La lluvia vino a poner una pincelada agorera a la aventura. Menos mal que en Ecuador, hasta a 3000 metros de altitud, el frío es de mentirijilla, porque si llega a hacer frío en el techo del tren no queda ni el revisor. Pero la Lonely Planet dice que tienes que ir arriba, así que todo el techo lleno de guiris en remojo, cámara de fotos en mano, preparados para cazar la instantanea que aparece justo en la contraportada de la guía. Que penita que damos a veces. Como los vendedores ambulantes que nos pisaban las manos intentando vendernos cualquier cosa nos vieron un pelín aburridos e impacientes decidieron, desinteresadamente, darnos una lección sobre economía ecuatoriana. Sentaron catedra, ciertamente. Antes de las primeras gotas de lluvia dos impermeables de papel de fumar se cotizaban a un dólar, justo después un impermeable valía dos dolares. Ya lo venían diciendo hacía rato, ‘señores, se acerca la lluvia‘, pero por no soltar el dólar los guiris acabaron pagando la inflación relámpago. Y aquí no vino ningún gobierno a salvar la economía. Yo por mi parte, previsor que es uno, llevaba mi superchubasquero made in Nepal, una inversión segura. 

en el tren

en el tren

Por fin el tren arrancó dando unos silbidos demoniacos y totalmente desafinados rumbo a la Nariz del Diablo. La primera hora estuvo bien, la segunda no estuvo mal, la tercera fue algo incomoda pero a la cuarta quería tirarme de cabeza al páramo andino. Y es que nadie me había dicho que el viaje duraba la friolera de siete horas sin contar descarrilamientos. Aunque me parece que no era el único pues antes de la lejana parada para la meadilla de rigor estaba todo el techo del tren sembrado de gente intentando volver a articular correctamente sus rodillas. Los paisajes andinos son una autentica maravilla y eso lo cura todo, así que buen humor, alguna siestecilla y a hablar con el vecino. Conocí a una pareja peruano-holandesa con la que fui matando el tiempo y el incipiente aburrimiento, hasta que de pronto, después de algunos amagos de impacientes viajeros voceando ‘esa es la nariz del diablo‘ a lugares que parecían más la nariz de Mr. Potato, el revisor da la voz de alarma. Estábamos llegando. Menos mal porque yo ya no podía tragar más cantidad de efluvios combustibles expulsados por la chimenea de la locomotora diésel, sentía que me envenenaba por momentos y que más que al diablo iba a ver al dragón de colores.

 

En ese momento la cosa se puso seria. Entramos en una montaña con una pared prácticamente vertical donde había cavado un surco que daba justo para que pasara el tren, y cuando digo justo me refiero que asomando la cabeza fuera del perímetro del vagón no veías tierra a menos de 100 metros de distancia en dirección caída mortal. El precipicio es impresionante y la sensación de vértigo total. Duró un buen rato ya que el diablo resulta que tiene la nariz bien grande, y vuelta tras vuelta íbamos descendiendo entre tabique y aletas. Al llegar abajo, alivio y fotos recuerdo del hito conseguido.

 

Yo ya había tenido suficiente por el momento, así que me fui con la parejita

Paisaje andino

Paisaje andino

 feliz dirección Baños,  donde encontré mi volcán y mi hamaca y desde donde os escribo estas lineas antes de partir de nuevo a Vinces a retomar el puso de la realidad de proyectos y realismos mágicos variados, lejos de las montañas y los volcanes andinos.

 Por cierto debo publicar una fe de erratas como un piano ya que no solo el prefijo que os pasé no era el correcto sino que el número de celular no era el mio. Que cabeza la mía ¡ 

Este, ya chequeado, es el definitivo:  

0059386584204.

Abrazos desde la Mitad del Mundo.

 

Postal mágica

Sigo perplejo por el cambio cultural al que me enfrento.

 

Hoy he ido a atender a un chico que hace dos días se pegó un tiro en pleno pecho y tubo la gran suerte (o habilidad) de no perforarse ningún tejido vital. Hace tan solo una semana se había intentado envenenar. Después de cumplir con las consultorías de VIH programadas para la sesión matutina he salido del pequeño consultorio de salud, cruzando el inmenso mercado de todos los días donde siempre encuentras cualquier cosa. Las calurosas calles abarrotadas me han acompañado hasta la puerta del pequeño hospital. El ascenso al tercer piso del edificio ha dado a luz gotas de sudor adicionales y el ritmo respiratorio se ha visto algo resentido. Al abrir la puerta he encontrado a un chico joven, medio adormilado, acompañado de su mujer y sus tres hijos. Una vez a solas, sentado en la cama adyacente, he intentado el dialogo con él, averiguar el motivo por el que ha intentado quitarse la vida varias veces. Ni una sola palabra, ni una sola pista. Su insalvable hermetismo me ha lanzado a intentar obtener algo de información de su familia que se hallaba en reunión plenaria a la salida de la habitación. Después de insistir un poco y de vencer resistencias, han empezado a dibujar un panorama psicomágico de amigos muertos del hijo que lo persiguen en la noche, de velas nunca dedicadas a su memoria, de ruidos extraños. Yo como buen psicólogo racionalista y sudoroso he deducido rápidamente algún tipo de psicosis alucinatoria y he intentado traducir a un lenguaje accesible mi interpretación. La familia, campesina, me miraba con la expresión de quien no entiende ni por asomo lo que le están diciendo. Rodeado de personas he asistido a un intenso debate sobre supersticiones, muertos que increpan, aguas benditas que los ahuyentan, posesiones espirituales y otras mezclas de creencias indígenas con religión católica.

Un occidental en medio de una cultura ajena, un mundo de significados diferentes, con su herramienta racional deshabilitada, con su capacidad de análisis y diagnostico haciendo eco en el vacío, asomado a un mundo nuevo, perplejo y curioso.

 

Esta es mi postal de Navidad desde la Mitad del Mundo.

 

Que tengáis felices fiestas.

 

Abrazos.

 

Mapa Vinceño

Las calles de Vinces se adornan con motivos navideños, girnaldas, arboles sin estrella del Norte y muchas luces de neón.

 

La católica Navidad se acerca.

 

Recuerdo que cuando salí de Barcelona recién habían empezado las fiestas, el Portal del Ángel lucía el atrezzo ecológico superfashion que ilumina el derroche capitalista prácticamente un mes antes de que las familias se sienten en la misma mesa a celebrar algo que no sabemos muy bien que es, pero que apetece y si no se hace, se extraña. Acá sucede lo mismo, con la diferencia de que la Navidad llega de la mano del día 25 y que la gente anda ahorrando más de un mes algunos dolarcitos para poder comprar un humilde regalo a sus seres queridos. Eso si, de los reyes nos olvidamos completamente, suficiente  esfuerzo supone la Nochebuena. Y para Noche Vieja, a quemar el año que se apaga, literalmente, sin más. Se hacen un muñeco al que llaman Año Viejo y le dan fuego, lo rocían con algo de pólvora para darle un poco más de espectacularidad y por si no fuera suficiente sacan sus pistolas y dan bala al cielo.

Pero esta no es la mayor diferencia entre las navideñas fiestas de allá y de acá, la más importante la respiras en el ambiente, en el especial clima que flota a tu alrededor, al éxtasis místico al que te encuentras abocado varias veces al día. Ahora pensareis que os voy a soltar un discursillo anticonsumista ensalzador de la pureza de la pobreza. Pues erráis. El elemento del que emanan todas esas sensaciones no es más ni menos que un calor infernal. Y es que estas Navidades, aunque sea a ritmo de villancicos, van a estar marcadas por los más de 40 grados que alcanzamos prácticamente cada día y que en ningún caso bajan de los 30, ni de madrugada. Hasta las zambombas suenan al ritmo sabrosón de la salsa.

 

Feliz Navidad, Asuuuuuuuuucar ¡¡¡

 

Tengo muy pocos recuerdos asociados a tanto calor, a un sol tan agresivo.dsc00139 Mis mañanas empiezan con una ducha de agua bien fría (aquí el grifo rojo no existe) y acabadito de secar los primeros chorros de sudor se deslizan sien abajo dibujando un hiriente augurio de solana mortal. En ascenso constante, el calor no da tregua. Las botellas de agua vuelan y hasta la gorra empieza a sudar. Cuando el astro rey, más cercano aquí que en ningún otro lugar, alcanza su zenit, mi cabeza ya se encuentra en su punto de óptima ebullición. El deseado atardecer se aproxima con una lentitud desesperante, pero puntual, a las 6.30, como todos los días del año, se presenta acompañado con la   dichosa esperanza de que una sola brizna de brisa de las cercanas montañas andinas se cuele a través de la mosquitera. Pero la muerte de la ilusión y la magnitud de la tragedia se manifiestan en un extraño polvillo que se deja entrever y que poco a poco se posa en el suelo de mi recién estrenado departamentito. Son cenizas que de vez en cuando, el cercano volcán llamado Chimborazo decide lanzar al azulisimo cielo y que los ligeros vientos andinos mecen hasta la costa donde se apagan definitivamente y donde depositan el polvoriento regalito. Y estamos en invierno. Me han asegurado que esto no es nada, que espere a febrero y marzo donde rozaremos los 50 la mayor parte de los días. Ahora asoma el Niño por Colombia, la época de lluvias se cierne sobre estas tierras y aseguran las ansiadas inundaciones. Todo lo que rodea a mi nueva ciudad es tierra inundable, mares caen puntualmente cada año para cubrirlas de aguas que posibilitaran al menos dos cosechas de arroz. Si no fuera porque he ido ya en canoa no creería que dentro de pocas semanas ese será mi medio de transporte habitual para desplazarme a las comunidades a dar mis charlas sobre VIH/Sida y violencia intrafamiliar, que por estas latitudes alcanza estadísticas de espanto.

 

Estoy en medio de un selva seca que dentro de poco será pura agua, donde infinitas plataneras cubren el paisaje totalmente plano, sin relieve. Mangos, papayas, cacao y arroz compiten en los campos por un espacio libre. Los amos del lugar son los dueños de las haciendas, explotadores sin escrúpulos siempre rodeados de sus repugnantes sicarios con sus pistolas intencionadamente mal disimuladas bajo la falda de sus camisas. Ellos vigilan a la sombra de su supercarro a niños que se dedican a traer ristras de plátanos de las profundidades de las plantaciones, tirando de ellas con una cinta de cuero que pasan alrededor de su frente. Y a pesar de sus rostros de agotados saben que no pueden desfallecer si no quieren que los cobardes sentados al abrigo de los comodidades los despidan o, en el peor de los casos, les den bala. Poco a poco os iré dando el nombre de las cómplices  multinacionales bananeras que en Europa distribuyen los plátanos de acá, por si alguno o alguna decide hacer un consumo responsable, libre de explotación e injusticias.

 

Y todo esto, a grandes rasgos, es lo que rodea a Vinces.

 

dsc00137La ciudad es fea, claro y raso. El primer pie que puse aquí hace tan solo unos días le pedía a gritos al otro salir corriendo. No solo los rickshaws (acá mototaxis) me recordaron al infernal bullicio indio, la suciedad, el desorden y la destartalaza arquitectura. Las pieles oscuras también me transportaron al subcontinente indio, el calor y la humedad, el ruido, el jaleo y el ajetreo de transeuntes vestidos con pocas ropas, los olores del mercado local y la evidente pobreza me situaron de nuevo en Bombay. A primera vista, Vinces, el Paris Chiquito, la Venecia del Ecuador, es un lugar poco atractivo, ínfimamente agradable. Reino de montubios, campesinos ultra pobres, mulatos y preciosas mulatas viven de lo que este ilimitado edén les regala cada día. Vagos, desorganizados, ruidosos, anárquicos. Abiertos, amigables, simpáticos, acogedores. Tierra mágica al más puro estilo del Macondo de 100 años de soledad. Cada día un carro recorre mi calle con undsc00135 féretro rodeado de altavoces con música a todo volumen mientras el séquito sigue al finado o la finada al ritmo de la música. Me han explicado que más tarde todos y todas verán al difunto/a y que este les jalará (perseguirá) en oscuras noches, algo que les da autentico pavor. Cada día encuentro un significado medio mágico, el de hoy ha sido la comida dormida, nada más ni nada menos que las sobras del día anterior, y no les hace ni pizca de gracia encontrarse ante un plato de ese tipo, le tienen miedo. Viven en casas de caña alzadas por zancos de bambú o de cemento para salvar las periódicas inundaciones, aunque ahora, gracias a la actuación del gobierno Alianza Pais de Correa se están contruyendo muy básicas casas con materiales más resistentes a los cercanos envites del Niño a precio extremadamente asequible incluso para las pobres gentes que habitan en la Vinces, provincia de los Rios. Y rios y más ríos cruzas cuando manejas por este trocito de la Panamericana, bien estrechita, nada que ver con los seis carriles por sentido que alcanzará al llegar a Buenos Aires.

 

dsc00143Aquí tengo mi departamentito, en pleno centro, en el Callejón Urdaneta con Avenida Simón Bolivar, en un tercer piso prácticamente amueblado aunque espartanamente decorado por el momento. Mirando por la ventana veo el jaleo que no cesa, oigo al energúmeno de la iglesía evangélica vocear la grandeza del espíritu santo en brava competencia con un grupo de mujeres que cantan a grito pelao las católicas novenas navideñas. Competencia que se produce en medio de un maremágnum de sonidos tropicales que salen de los bares cercanos.

Un poquito más allá, tan solo a dos minutos caminando se encuentra mi lugar de trabajo que prácticamente no he pisado en toda la semana por estar recorriendo los recintos campesinos donde se están construyendo escuelas apresuradamente para ganar tiempo al lluvioso y sofocante invierno. Hoy he tenido mi primera sesión de despacho-consulta que ha empezado con un joven seropositivo que pretende suicidarse por no afrontar su tratable enfermedad, una mujer maltratada hasta la saciedad por un marido que ahora tiene pánico a que le abandonen, y para rematar la faena, una mujer de mediana edad en pleno brote esquizofrénico vociferando ‘por favor, doctor, sáqueme al demonio‘.

De mis compañeros y compañeras os hablaré más detenidamente en próximas entregas.

 

En fin, los valientes y las valientes que se atrevan a cruzar el charco para visitar estos parajes tienen una calurosa habitación de invitados esperando con el ventilador deseando dar vueltas y más vueltas.

 

Aquí os dejo mi celular ecuatorial (593)089702234. Aún no se bien si esta es la secuencia correcta para llamar desde el extranjero, pero pronto lo averiguaré.

 

Mientras tanto, muchos abrazos desde esta parte del Ecuador que pronto transmutará en un gran lago habitado.

 

 

Caleidoscopio ecuatorial

Saludos navegantes,

 

Escribo confortablemente varado en mi habitación, amarre Hotel El Vagabundo, en una tarde de domingo lluviosa y gris, viviendo los últimos vaivenes de este momento de transición que empezó hace prácticamente dos semanas cuando la máquina voladora en la que viajaba aterrizó en el aeropuerto Mariscal Sucre de Quito. Han sido días intensos, muy generosos, momentos puntuales excesivos, en nueva información, nuevos paisajes, nuevos paisanajes.

 

Monasterio de San Francisco

Monasterio de San Francisco

El misterioso Ecuador ha empezado a revelarme sus secretos, a definir su esbelta figura, a proyectar las transparencias de sus múltiples rostros, a liberar sutilmente las diversas texturas que lo definen.

Un territorio que reúne la mayor parte de la biodiversidad mundial y donde selva amazónica, cordillera andina y costa pacífica son el albergue de infinitas especies de plantas y animales. Un lugar en el mundo donde se come bien, donde el benigno clima permite vida y cultivos desde la linea de la costa hasta el elevado límite donde el verdoso y productivo suelo volcánico desaparece bajo la blanca nieve.

Una silueta geopolítica que habita entre gigantes colombianos, peruanos y brasileños, que aspira a convertirse en un actor importante en la lucha por el sueño de liberación latinoamericana. Un  Estado Republicano que trabaja duro por fomentar una Revolución Ciudadana que algunos aseguran está en marcha y que la mirada del transeúnte difícilmente puede tan siquiera entrever. Una ciudadanía que vive apegada a la ilusión de una nueva Constitución en la que muchas organizaciones cívicas y sociales han sellado el sueño de una sociedad menos injusta, aprobada por mayoría abrumadora y que alberga la esperanza de vivir una etapa de progreso y crecimiento, estable y duradera, libre de oscuros caciques y la corrupción que traen de la mano.

Una sociedad cuyo plato principal resulta ser una buena cantidad de

Calle de Quito

Calle de Quito

mestizos/as renegados del pasado tribal que delatan sus rasgos y que sueñan el materialista sueño occidental mientras pasean entre los escaparates de los elitistas centros comerciales. Seguido de un segundo a base de indígenas que luchan desde la pobreza para que sus derechos sean reconocidos, por aportar sus conocimientos y su sabiduría a la cultura oficial, por salvar a su infancia del analfabetismo y la venta ambulante. Plato seguido de un suculento postre bañado de comunidad afroecuatoriana que habitan la costa norte y la miseria, víctimas de buena parte de la xenofobia que salpica esta tierra, relegados al estatus de simples esclavos liberados. Menú rematado por una tacita de elegantes gringos y gringas, bien comidos y bien vestidos, conduciendo sus excesivos carros al más puro estilo sueño (norte) americano mientras el sol perpendicular del Ecuador impacta en sus delatores y bien cuidados rostros pálidos. Una economía débil e inestable, dependiente de mercados ajenos, de fluctuaciones en el precio del oro negro, del viaje nada espiritual de divisas emigradas a España y otros países.

 

Si la compleja y diversa realidad balcánica exigía ingentes esfuerzos intelectuales para solventar la ignorancia del extranjero, Ecuador no va a ser menos. Si los ingredientes para cocinar el contundente plato tradicional bosniaco Bosanski Lonac (Olla Bosniaca) eran múltiples y variados, el Ceviche ecuatoriano, aunque menos recargado y más ligero, también va a ser un plato que requiera arte en su elaboración.

 

Centro histórico Quito

Centro histórico Quito

Quito ha sido el escenario principal, el centro de mi pequeño mundo viajero, el lugar desde el que partir y el lugar al que retornar. Y os tengo que reconocer que me da un poco de penita abandonarla por tiempo indefinido. Me estaba habituando a ella, a sus calles, al carácter de sus gentes, a sus olores, a sus ritmos, a sus cambios de clima constantes, a la presencia de los magestuosos Andes que han seguido desde las alturas mis primeros pasos por la linea ecuatorial. Desde el primer momento, como buen urbanita concienciado, me he desplazado por la ciudad a pie o en transporte público, la mejor manera de conocer un paraje. Me he perdido infinidad de veces por una maraña de calles, tantas como veces me he encontrado y llegado a mi destino. En todos esos aparentemente innecesarios e ineficaces paseos a ciegas he descubierto mil y un detalles que al cabo de los días han dejado una impresión vital en mi consciencia, la silueta de un espacio vivo y diverso en proceso de construcción, un viaje entre postales de mi niñez y modernos carriles bici. Las caminatas por la ciudad histórica han confirmado una arquitectura calcada a cualquier calle del Madrid castizo o del Toledo renacentista. Calles estrechas, balcones y vigas de madera, blancas fachadas, decenas de catedrales, centenares de iglesias  y miríadas de santísimas cruces construidas deliberadamente sobre las ruinas de culturas milenarias, de las cuales solo queda constancia en el cosmopolita museo de historia de la ciudad. Ciudad sembrada de cholas vestidas con vivos colores, de sacos de hoja de coca y otras hierbas, de humeantes puestos callejeros de comida típica, de niños limpiabotas analfabetos, llenos de roña y dolorosamente malnutridos, de contaminación y prioridad absoluta del coche sobre cualquier bicho viviente, de mensajes y actos gubernamentales de lucha por los derechos de las personas, por la participación ciudadana y por el respeto ciudadano, de pequeños canales navegables que serpentean por verdes parques y de la inconfundible banda sonora de la salsa, la bachata y el reggeton.

 

 

 

Como despedida hoy me he lanzado a conocer La Mitad del Mundo, el lugar

Mitad del Mundo

Mitad del Mundo

 donde una expedición francesa, conducida en nave española, estableció a principios del siglo XVIII el centro científico de la Tierra. El punto cardinal 0’0»0»’, la matemática incisión quirúrgica que separa al Hemisferio Sur del Norte, o viceversa. Un solitario monumento y varios bustos dan fe de la hazaña que adquiere un aire impersonal y algo triste debido al tinglado turístico comercial edificado a su alrededor. Todo buen turista, tanto nacional como bárbaro, debe hacerse una foto con un pie a cada lado de la pintada linea ocre que divide el globo terráqueo en dos,  bien abiertos y abiertas de piernas para subrayar el hito, señalando en acrobáticas posturas el monumento que les cae justo a sus espaldas. He pensado que era mucho más interesante sentarme a observar el excéntrico comportamiento de la horda humana que dejarme llevar por las artificiales vibraciones de la mitad de un mundo de cartón piedra. Mientras observaba el éxtasis provocado por la ingravidez ecuatorial han anunciado la partida de una excursión a uno de los dos únicos cráteres volcánicos habitados del planeta (o de América).

cráter habitado

cráter habitado

Mucho ruido y pocas nueces. Un paraje precioso al que solo hemos tenido acceso visual en las limitadas intermitencias de luz que nos otorgaba la espesa niebla. Eso si, la efímera imagen de un valle perfectamente parcelado y salpicado de casas que en cualquier momento puede entrar en erupción, aunque haga más de 2000 años que no lo hace, impresiona. Lo mejor del recorrido ha sido oír al guía reconocer que casi todo lo que habíamos visto en el parque de atracciones mediomundista era una sublime patraña y que en una montaña adyacente podríamos encontrar un par de esferas rocosas que milenarios habitantes de estas tierras ya habían establecido como línea divisoria planetaria, mucho antes de que el imperio de la ciencia moderna pasara a legitimar y monopolizar realidades objetivas.

 

Y mañana bien tempranito me alejo treinta sufridos minutos aéreos de la marca ecuatorial, dirección Hemisferio Sur, donde el agua del inodoro gira en sentido contrario al que gira en el Norte. Mañana cruzo otra linea, esta vez mucho más subjetiva y personal, que me llevará a conocer el lugar y las gentes donde he venido a vivir y trabajar. Momento crítico, inquietud de tripas, incertidumbres varias, deseos de suave y positiva integración en mi nueva realidad.

 

El tramoyista de esta historia sube el montañoso escenario andino para abrir perspectiva sobre la selvática costa del Pacífico.

 

Como interludio una sincera recomendación, una grata sorpresa en forma de película ecuatoriana, qué tan lejos, dirigida por Tania Hermida, un lindo y enraizado paseo por este país.

 

Y por supuesto abrazos a todos y todas desde la Mitad del Mundo.

 

Gracias por acompañarme. 

Varios aviones después

Hola a todos y todas,

pués tiene razón Juan cuando reclama la omisión del vuelo de vuelta de la serrana Cuenca. No solo de sustos de infarto vive el fóbico a los aviones. Os confesaré que los poderes paranoicos que me asaltan al pisar una máquina voladora enriquecen con un cariz tempestuoso mis relatos de viajes aereos turbulentos. Varios vuelos después del angustioso aterrizaje en Cuenca he comprobado un par de cosas que me van a tranquilizar un poquito: Primero y más importante, por acá después del aterrizaje siempre anuncian el ‘desconectar rampas de emergencia’ , incluso en los viajes más placidos. Segundo y no menos importante es que si hay un viaje normal y previsible por estas latitudes es aquel turbulento por definición. Sobrevolar los Andes resulta algo agitadillo, los aviones son chiquitos y el movimiento es sabrosón. Siempre. No he asistido a una rutina tan habitual como es el intentar estabilizar la maquina antes del aterrizaje, en ningún sitio. La maquina voladora que hoy me ha transportado turbulentamente desde Guayaquil a Quito tenía goteras.

Y de la calurosa, sabrosona y caótica Guayaquil vengo. El contraste  con la Sierra es tan evidente como entre un pueblecito de los pirineos y los Caños de Meca. Solo bajar del avión me impregnó un aire caliente y humedo que me transportó inmediatamente al momento en el que puse mis pies en Bombay. El clima es muy similar, el movimiento loco de coches y peatones prácticamente identico y el ruido de unos decibelios equivalente. Pero en Bombay no sonaba salsa, bachata y reggeton a toda pastilla en cualquier lugar. La música envuelve un paisaje decadente, edificios destartalados que añoran los vivos colores que un día vistieron sus fachadas. Miseria, contaminación y algo de suciedad completan la postal. Quito es más ordenadita, menos sucia aunque igual de contaminada. Son dos ciudades completamente diferentes.

Pero si algo me ha cautivado de la ciudad de Guayaquil, más allá del ambiente portuario que se respira es la calidez de la gente.

El taxista que me llevó del aeropuerto a mi primera reunión en la capital del Guayas debía tener más de 70 años, tocado con un sombrero panamá y vestido con traje de lino blanco parecía salido de un retrato de la Vieja Troba Santiaguera, escuchando sus boleros en una radio que parecía emitir desde un lugar lejano en el tiemp0. El viejito me introducía a los soneros y las diferentes versiones de bolero que se manejan mientras yo admiraba por la ventanilla del carro una postal autenticamente tropical.

Una vez finiquitada la única reunión del día, cuando ya caía el sol, me dirigí al hotel, dejé mis mochilita y me lancé a conocer el centro de la ciudad. Nada del otro mundo, poca cosa que ver. El autentico placer fué sentarme en el banco de un parque abarrotado de gente disfrutando de la brisa del atardecer a orillas del pacífico. La sensación de relax y placer me transportó a esos anocheceres veraniegos a orillas del mediterraneo, cuando la brisa marina calma el intenso calor del día. Amaneció temprano y de conversación en conversación, envuelto en un ambiente de sauna, me planté en el aeropuerto de la ciudad, donde me esperaba mi avión de regreso, esta vez un vuelo soportablemente movidito (el de las goteras).

Hoy, felizmente aterrizado en Quito, encaro mis últimas horas de orientación y mi último fin de semana en la ciudad en un tiempo considerable ya que metropolis más cercana y de referencia para mi será la costeña guayaquil.

El programa de orientación de hoy contenía agradables sorpresas. He tenido la gran suerte y el placer de ser el anfitrión de una persona sabia que me ha regalado una guía detallada y personificada por las salas del museo de historia de la ciudad. Ha sido todo un placer dejarse llevar por sus explicaciones y navegar con buen timón por los recorridos históricos de estas tierras, empezando por la llegada de los primeros habitantes desde Asía, a través de lo que ahora conocemos como estrecho de Bering que entonces unía al continente asiático y al americano, hasta la asimilación de las diferentes tribus y culturas por el imperio Inca. Hemos corrido un tupido velo sobre el periodo de la colonización hispánica, paseo histórico que hemos pospuesto decorosamente para otro día con más tiempo. Aun con los últimos restos arqueologicos preincaicos en mi retina he llegado a las oficinas donde me esperaba uno de los líderes de la comunidad indigena ecuatoriana. Son muchos los pueblos indigenas del amazonas, de la sierra andina y de la costa dispersos en un gran territorio, con diferencias culturales notables pero que se intentan organizar para influir en políticas que reconozcan y resperten sus derechos, potenciando y validando su cosmovisión como un camino alternativo al hegemónico por el que transcurre el devenir de la humanidad acutualmente, pero con la clara intención de adaptarse a los nuevos tiempos y sus avances. La conversación ha sido más que interesante y el espejo de una cultura totalmente diferente donde mirarse ha resultado deslumbrante. Un día futuro nos volveremos ha encontrar en Quito para seguir charlando y aprendiendo.

El transcurso de la mañana me ha dejado la vívida sensación de haber asomado mi mirada a un pozo de sabiduría e historia impresionante,  paisaje que pienso seguir oteando en los momentos que tenga la oportunidad. Esta fué una de las razones por las que decidí venir al continente Americano, para conocer su historia y actualidad, y no pienso perder la oportunidad ahora que la tengo mi alcance.

El momento de mi llegada a Vinces manda en mi consciencia, tengo ganas de saber donde viviré no sé cuanto tiempo y de entrar en mi departamentito a amueblar.  En ese momento el viajero pasará a un segundo lugar y dejará el lugar hegemónico al cooperante, al trabajador. Aunque todavía me queda disfrutar del fin de semana que se avecina, aun no se donde me llevará. El clima no invita a subir montañas, ahora llueve y lo lleva haciendo todas las tardes en los últimos días. Creo que me lanzaré a hacer excursiones cortitas por la ciudad y quizá me desplace al centro geodesico de la Tierra, el lugar donde una expedición francesa cientifica, hace varias décadas, decidió horgullosamente establecer el punto exacto de la mitad del mundo, aún cuando pueblos indigenas ya lo habían marcado siglos atrás.

Por cierto, he descubierto la manera de contestar a vuestros comentarios ¡¡¡ Asi que ahí las he dejado, algo desordenadas pero no se como hacerlo mejor.

Muchos abrazos desde Ecuador y hasta prontito.

Impresiones de una semana en Ecuador.

Nota: Me parece que el blog este se ha vuelto un poco loco y me desconfigura todo, asi que vaya por delante la disculpa por la mala edicion pero de verdad que no se que pasa.

Hola mis chanchitos y chanchitas,

 

 

Hoy he disfrutado de mi primer día feriado desde que estoy en Ecuador¡

 

Quito desde las montañas

Quito desde las montañas

No hace ni una semana que llegué y ya me parece que llevo aquí siglos. Tantas reuniones y viajes crean en mi espíritu la sensación de atemporalidad, de profunda continuidad de algo que empezó tan solo unos pocos días atrás. Aunque el jetlag que todavía arrastro también tiene su peso en el desfase. Hay días que caigo redondo en la cama a las 8 de la tarde y me levanto a las 6 de la mañana tan fresco. Espero ir desplazando el horario poco a poco porque de lo contrario el dueño del hotel me va a matar, al menos es la intención que leo en su mirada cuando bajo a desayunar ‘to’ feliz y con los ojos como platos, mientras que su rostro evoca sueño y cierta incredulidad. Y es que creo que no sólo se trata de mover horas sino hábitos y costumbres también. Por ejemplo, el partido del sábado se emite a las 10 de la noche en España, y la simple resta de horas dice que yo lo veré a las 4 de la tarde ecuatorial. Pues al carajo con la lógica aritmética puesto que yo todavía espero que lo hagan aquí  a las 10, porque a las 4 me parece que hay mucha luz y a las 10 no suele haber luz. Y así con muchas cosas más. El movimiento horario es intenso pero el subjetivo muchísimo más.

Eso si, hay otros hábitos a los que no me cuesta tanto adaptarme, a la vida nocturna por ejemplo.  

 

El jueves por la noche en Cuenca salí un poquito con Pablo y sus amigos, pero nos reservamos para la noche siguiente ya que tempranito en la mañana teníamos una entrevista en una emisora de radio. Una vez cumplidos los tramites programados para el día viernes nos fuimos a un café antiguo, hecho todo de madera y con buena música a empezar la descompresión de tanto información embutida en mi cabeza. Se fueron apuntando al grupito jóvenes de la ciudad y de repente me vi en medio de una escena que me recordaba mucho a las películas mexicanas de Gonzalez de Iñáritu, como Amores Perros. Que onda guey, cachai, pelón, trago, gringo, celular son solo algunas de las palabras que iban lloviendo en la conversación y que me anclaban en el lugar donde me encuentro, América Latina. El Sida, la violencia de genero, la libertad de orientación sexual, la lucha activa por los derechos civiles, la esperanza que representa Correa para la juventud de este país, grupos de musica locales y nacionales, risas bárbaras cuando les dije que no sabía bailar ni regetón ni salsa por no decir que no se bailar prácticamente nada, el calor de la Costa, incredulidad cuando les informé de que mi destino final es Vinces, en la provincia de los Rios, cerca de Guayaquil.  

Y es que cada vez se consolida más en mi percepción la imagen de un país que en realidad son dos:

El Ecuador de la Costa y el Ecuador de la Sierra.  

La capital de la Sierra es Quito, centro político y cultural del país, sus gentes

Imagen de la Sierra

Imagen de la Sierra

 son serias, introvertidas, distantes al primer contacto. Es la tierra de los pueblos indígenas, mayoría aplastante respecto a la población total, organizados políticamente pero también los más desfavorecidos económica y socialmente. Cuenca complementa la foto de la Sierra, ciudad con centenares de iglesias y catedrales, fieles creyentes, amantes de las formas.

La Costa es otra historia. Capitaneada por la mayor ciudad de la nación, Guayaquil, centro económico y sede de los poderes fácticos que luchan por derribar la iniciativa popular del presidente Correa con el claro fin de retomar la ristra de gobiernos corruptos que se han sucedido durante años con toda impunidad. Sus gentes son calientes, abiertas, amables, farreras, amantes de la plata y el despilfarro, incansables consumistas y esclavos de las apariencias. Entre su población se encuentran las mayores desigualdades a todos los niveles, lujosos casinos flanqueado por villas miseria.  

Vinces, mi destino, es zona de influencia de Guayaquil y donde se concentra la mayor parte de la población que vive bajo los niveles de la pobreza, más del 50%, ciudad fea y subdesarrollada, con una estructura todavía dependiente de haciendas terratenientes que tocan pianos de cola y hablan en francés mientras el pueblo se harta de cultivar el banano, el cacao para ganar miseria y media. La situación todavía es complicada a pesar del Bono de .Desarrollo y de Vivienda, dos ayudas sociales que garantiza la nueva y muy progresista Constitución, aprobada recientemente por el pueblo ecuatoriano, aplastando en las urnas  a la campaña en contra de al reforma lanzada por los amantes de lo corrupto capitaneados por el pendejo Novoa, de similitud Berlusconiana evidente, y sus medios de comunicación, que son todos menos uno. La televisión estatal, Ecuador Televisión. Un espacio abierto y al servicio del pueblo donde todavía no he visto un solo anuncio comercial y en cambio si muchos programas dedicados a la educación en valores, a la ecología, a la prevención de la violencia doméstica y a la creación de una sociedad civil activa en la defensa sus derechos, empezando por el reconocimiento de la realidad indígena y concretándose en una educación pública bilingüe Español-Quechua. 

Pero la crisis económica internacional amenaza el proyecto de Revolucion Ciudadana y los buitres de la derecha sobrevuelan sin cesar el escenario. 

Ecuador depende del poco petroleo que extrae y de las remesas económicas de los emigrantes, apoyadas por alguna exportación como es el cacao, la banana y la gamba. La industria es prácticamente inexistente. El descenso del precio del crudo y la drástica caída de las divisas que viajan desde la Europa en crisis pone en jaque el proyecto. Pero el impulso parece fuerte y cuenta con el apoyo del pueblo. La independencia de chupopteros como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, el no endeudamiento del país a manos de los pregoneros y beneficiarios del neoliberalismo salvaje junto con alianzas con el resto de países Sudamericanos, exceptuando la Colombia de Uribe y el Perú de Alan García, de orientación conservadora y pro norteamericana, pueden amortiguar el seguro golpe y abrigar las esperanzas de una América Latina libre por fin del yugo Norteamericano y Europeo, una América Latina capaz de corregir el dudoso honor de ser el continente con mayores desigualdades sociales, muy por delante del más pobre de los continentes, África. 

Pero no todo es política en Ecuador, también hay montañas. 

Rucu Pichincha (4680 m.)

Rucu Pichincha (4680 m.)

Y hoy, ni corto ni perezoso, he acondicionado mi mochila y he desenfundado la cámara de fotos para enfrentar la subida al Rucu Pichincha, un volcán inactivo de 4680 metros de altitud, mi primera ascensión andina. El taxi que ha subido por las empinadas laderas donde descansa la estrechísima y alargadísima Quito y el posterior teleférico han hecho más que agradable la distancia que separa los 3000 metros de altura sobre el nivel del mar de la ciudad y los 4.100 de la Cruz de la Loma, punto de partida de la ascensión. Los 600 metros restantes han sido fáciles y físicamente tolerables al principio pero realmente duros al final. La falta de oxigeno y la niebla hacían el ascenso algo peligroso y por precaución me he acoplado a un grupo de excursionistas que subían a un ritmo muy parecido al mio. Algo que me ha sorprendido vivamente ha sido la asombrosa ausencia de frío. Aun recuerdo los 4.700 metros de Nepal y el brutal frío que castigaba sin piedad. La razón de tal diferencia reside en que los Andes Ecuatorianos están mucho más cerca del astro rey que los gigantes del Himalaya asiático y la cima más alta del país ecuatorial, el volcán Chimborazo, a poco más de 6.000 metros de altitud, es el punto más cercano de la tierra al Sol o el lugar más alejado del centro de la tierra, como quiera interpretarse, por encima del coloso Monte Everest.

Desgraciadamente la niebla ha dado al traste con mi esperanza de poder

La cumbre y la niebla

La cumbre y la niebla

 cazar al Cotopaxi, el volcán más elevado de la zona, de cono perfecto, además de otros atractivos fotográficos tales como divisar el Océano Pacífico occidental y la Selva Amazónica del Oriente. La montaña puede llegar a frustrar las ilusiones que con tanto esfuerzo físico y mental forjas en la subida, pero lejos de vivirlo como algo negativo simplemente me permite reflexionar sobre lo importante que es el camino. Bien mirado, he podido disfrutar de mis primeras panorámicas andinas además de lanzarme a ascender un coloso después de mi fractura de peroné y esguince de tobillo nepalí.

 

 

 

 El aventurero ha vuelto y observa las cimas andinas con respeto y fascinación. En Ecuador será donde pulverice la marca de los 5.000 que honrosamente ostentan los que este verano ascendieron  el Himalaya Indio y pongo mi mirada en los 6.000 metros de los gigante volcánicos, factibles y ansiados. 

Pero eso será dentro de un tiempo indeterminado.  

Mañana es lunes y me espera la segunda y última tanda de reuniones y viajes antes de mi arribo a destino final, Vinces, en la inundable provincia de los Ríos, bajo el nivel del mar. La lluvia y el cansancio me han retenido esta tarde en la habitación del hotel, motivo por el cual hoy el relato ha sido más largo, aunque espero que también interesante.

 

Espero que todos y todas estéis bien. 

 

Abrazos desde la mitad del Mundo. 

 

Cagadito llegué a Cuenca

Hola compañeros y compañeras de viaje,

Hoy os escribo desde Cuenca, una ciudad bien chevere al sur de los Andes Ecuatorianos. La calle que diviso mas alla del monitor me recuerda al Madrid castizo, casitas blancas con balcones, contraventanas y vigas de madera. Aqui he provado mi primer ceviche, una especie de gazpacho sin licuar y con millones de gambas flotando, riquisimo y refrescante. Ahora mismito vengo de una universidad donde estan celebrando la Semana de la Lucha contra el Sida, que empezo el dia 1 de Diciembre, el dia que aterricé en esta tierra. Conciertos de punk ecuatoriano y mucha gente joven volcada con los temas del Sida y violencia de genero. Hasta allí me ha llevado Pablo, el segundo de mis compañeros cooperantes que conozco esta semana, chileno de mi edad que gentilmente me vino a recoger al aeropuerto del que he salido cagado por las patitas abajo. Solo han sido 35 minutos, el viaje mas corto que nunca habia hecho en avión y que se ha convertido en el peor de mi vida. Pero antes de salir de Quito, por la mañana tempranito, conocí a Ana Teresa, que junto a un servidor y al chileno Pablo formamos el equipo de prevención del VIH/Sida en el país. Ella es dominicana, mayor que yo, vive en Quito y colabora con el Ministerio de Sanidad. Me ha cojido de la mano y me ha dado mi primer paseo con cara y ojos por la ciudad, desde que he llegado solo he caminado por la avenida que va desde mi hostal a las oficinas de la organización. Y por fin el día amaneció despejado y con un calor tremendo. Hasta ahora habia hecho frio. Aun me cuesta entender que aquí no hay estaciones y que en todo el ciclo de un año la luz solar solo varía en 20 minutos. Los cambios de estacion se producen cotidianamente, en un mismo dia puedes salir a la calle abrigado y acabar en camiseta de manga corta y deseando arrancarte los pantalones a mordiscos. Verano e invierno en menos de 24 horas, es el clima de la Sierra. Otro día os hablaré de la diferencia entre la Sierra y la Costa, división critica a todos los niveles del país. Durante el paseito, Ana Teresa me ha ido explicando las lindeces de la politica, la corrupcion descomunal que por lo visto el gobierno Correa esta intentando atajar con no muy buen resultado (ahora por lo menos los puestos de funcionarios ya no son hereditarios en Ecuador) y las dificultades del trabajo en temas de Sida por falta de implicacion de la administracion aun habiendo recursos para hacer cosas. Con un heladito hemos cambiado de tercio y hemos estado hablando de las cosas del cooperante, todo un submundo. Tan a gustito estabamos que se me ha hecho tarde y al primer taxi que he podido parar le he dicho ‘por favor, rapido al aeropuerto que pierdo el vuelo’. El tio se ha lanzado como un jodido kamikaze por el carril bus, por donde por supuesto no podia circular, mientras me enseñaba el carnet por puntos y me decia que todavia le quedaban 27. Yo le iba diciendo que estupendo y que me gustaba mucho como conducia y el me contestaba, mientras se tocaba la entrepierna generosamente, que era una cuestion de huevos, que en Ecuador no puede funcionar el carnet por puntos, que mientras no arrolles a alguien todo se soluciona a base de testosterona. Aunque ya estaba pagado su orgullo por tal hazaña le he dejado el cambio y para agradecermelo me iba gritando desde la ventanilla del taxi mientras yo corria hacia la entrada de la terminal de vuelos domesticos. Correr para nada porque el vuelo llevaba una hora y media de retraso. Depues de la tediosas espera, ya que la terminal no era mas grande que dos veces el comedor de casa de mis padres, nos hemos subido al pequeño avión y a despegar que sobra pista. Cinco minutos en el aire y el avion ha empezado a pegar unos botes impresionantes, parecia que se iba a romper. De mis manos salian geisers de sudor mientras apretaba con toda mi alma los apoyabrazos del asiento. Botes y mas botes, la tripulación de cabina con el cinturon puesto. Caidas al vacio, el avion se ladeaba, mi compañero de fila blanco como la cera. Le he enseñado como me tenblaman las manos sin acompañar el gesto con palabra alguna y el me respondia afirmativamente mudito de miedo. Han pasado varios minutos y parecía que habíamos dejado atrás las turbulencias. Mi compañero y yo hemos recobrado el habla, y a mi torpe pregunta de si era normal volar en el Dragon Kan por estar en zona montañosa de los Andes, me ha contestado que llevaba haciendo ese recorrido una vez por semana durante años y sin duda era el peor viaje de su vida con diferencia. Dicho esto el avión se ha precipitado durante unos segundos inacabables al vacio, las azafatas han guardado el carrito de las bebidas y han vuelto a ponerse el cinturón de seguridad mientras el piloto nos pedia calma e inmovilidad. Hemos empezado el descenso a bote y bandazo limpio y cuando ha aparecido la primera visión de los verdes campos andinos y de la ciudad de Cuenca el avión nos ha regalado los movimientos más bruscos. He tenido ganas de llorar. Casi en tierra el avión se balanceaba más que preocupantemente y por la ventanilla veia un momento la pista de aterrizaje y en el siguiente las cimas de las colinas que rodean la ciudad. Pero como siempre el avión ha aterrizado, eso si en medio de un silencio sepulcral solo roto por la voz de la azafata diciendo’ pueden desactivar los toboganes de emergencia’. Esta última frase ha certificado la gravedad del asunto. El de la cara de cera, que seguro que a mi lado parecia alguien que se echa buenas horas extras en los rayos uva, me ha asegurado que eso no era ni mucho menos habitual y que podia coger con toda calma el avión de vuelta el sábado a Quito, ya que le había jurado y perjurado 10 veces por segundo que yo no me volvía a subir en una maquina infernal voladora como esa. La conversación ocurría mientras bajaba del avión escalón a escalón, como un abuelo, agarrado a la barandilla pidiendole a mis piernas que, por favor, me sostubieran un ratito más.  Fuera me esperaba Pablo y unas risas me han devuelto el pulso normal y la fuerza en las patas.

Es una sensación única el miedo a volar y envidio a todos aquellos y aquellas que leen, conversan, duermen  o simplemente descansan impavidos e felizmente ignorantes de los miedos y temores que me asaltan a cada momento. Cómo el tema del pavor volador ha sido y seguro seguirá siendo uno de los ejes transversales de este blog (todavía me quedan 4 vuelos en menos de 10 días) os dejo aquí un articulo escrito por el gran Gabriel Garcia Marquez, otro timorato del avión:

http://www.sololiteratura.com/ggm/marquezseamosmachos.htm

Ahora espero a que me venga a buscar Pablo con otra cooperante de la ONG y juntos nos iremos a tomar unos tragos llamados ‘canelazos’, típicos de la región y de una pegada considerable. Mañana por la mañana me entrevistan en una radio y el resto del día reuniones y más reuniones, para llevar solo tres días he trabajado más que en los últimos meses juntos. Pero estoy muy contento de estar aquí.

Benvienidos a todos y todas, y muchas gracias por vuestros mensajitos y comentarios.

Como bien dice Juan, el día que lleguen las nubes a tapar el sol de la nueva experiencia los necesitaré como agua de Mayo.

Gracias por estar ahí.

Un sonambulo en Quito

Hola a todos y todas desde Quito,

Ya llegue, ya pase el traumatico tramite de las 11 horas de tedioso y turbulento viaje en avion. He vuelto a poner mis pies en el continente americano, un poquito mas arriba de lo que alcance hace unos años cuando viaje de Argentina a Bolivia pasando por Chile y Peru.  

Hoy escribo mas que por placer, por obligacion y necesidad. Tengo un jetlag del carajo, son 6 horas menos, y aunque de los dos desfases posibles este es el menos traumatico, ahora mismo me siento flotando en el espacio tiempo, medio alli, medio aqui (o aca como dicen por aqui). Os escribo a las 7 de aqui con el estado mental de la 1 de la madrugada de alli, medio despierto, medio dormido, medio lucido, medio torpe ………… sera el efecto de estar en la mitad del mundo?. Escribo para engañar a mi mente.

He aterrizado en plena celebracion de la fiesta grande de la ciudad de Quito, una ciudad extremadamente alargada que descansa en un estrecho valle rodeado de altisimas montañas. La similitud con Sarajevo o Kathmandu es mas que llamativa. Celebran la Refundacion de la ciudad por los españolitos, ya que el ultimo Inca que defendio la ciudad decidio arrasarla completamente para dejarle solo las cenizas. Conciertos, jarana, toros, patritismo mayusculo, musica en cualquier esquina. Fiesta que dura mas de una semana y que tiene sus detractores a los que no les seduce la idea de celebrar la conquista por unos barbaros ni el maltrato a los animales.

Tambien he conocido a la gente de la oficina central de la ONG, he tenido mi primera reunion a modo de orientacion en generalidades del pais. Me ha encantado el trato que me han dispensado, me ha sorprendido muy gratamente la naturalidad de su amabilidad, me he sentido acojido desde que sali arrastrando mis maletas en el aeropuerto de Quito. Huyendo de juicios precipitados creo que este es un lugar donde me voy a sentir muy a gustito con la gente. Luis, el director de los proyectos en Ecuador, es un tipo bien interesante y con un conocimiento de la historia latinoamericana que me permite intuir una fuente de informacion impresionante para conocer en profundidad esta parte del mundo. Mis ultimas lecturas han sido sobre el Che y la Revolucion Cubana, lecturas que me han abierto una seductor interrogante sobre estas tierras y su conciencia colectiva. Las charlas de hoy solo me han confirmado que se vive un momento social de especial importancia que contrasta con el preocupante apalanque de la vieja Europa.

El proyecto que voy a llevar intuyo que tiene un nivel de dificultad elevado puesto que no paran de darme animos. Aun no conozco el motivo de fondo pero huelo a reto importante, algo que por otra parte no me preocupa. Creo que tiene que ver con el hecho de ser un lugar predominantemente rural amen de bastion de la derecha del pais, y claro esta, ir con milongas sobre derechos sexuales y reproductivos quiza no les encaje demasiado en un primer momento, pero creo que con mis artes de seduccion y negociacion me los metere en el bolsillo y acabaran todos con el condon puesto, o por lo menos sus hijos.

Mañana mas reuniones. Pasado mañana viajo a Cuenca, la tercera ciudad del pais para reunirme mas, en avion por cierto. Despues vuelvo a Quito y el miercoles a Guayaquil para seguir reuniendome (otro avion, que no pare la fiesta) para regresar de nuevo a Quito a recoger mi visa semi-diplomatica definitiva junto con mi cedula de identidad y poner rumbo a Vinces, mi destino final, mi residencia temporal, mi nuevo hogar provisional.

Ahora me voy a zambullir en el festival que tienen montado fuera del cibercafe, me voy a pasear un ratito por estas nuevas calles, me voy a sentar en alguna terracita a escuchar musica y a ver a la gente pasar, para luego irme a descansar al hotel mirando de reojo a los seguratas armados con poderosos rifles que me hacen apretar el culito de miedo.

Aqui os dejo mis primeras y torpes impresiones de las poco mas de 24 horas que llevo en un mundo nuevo y lleno de interrogantes. Por ahora no hay fotos pero prometo sacar la camara lo antes posible para arrancar algunas imagenes que hablen por si mismas.

Espero que poco a poco vaya arrancando este blog para continuar con el buen rollito que nos regalamos el verano pasado.

Abrazos a todos y todas desde la sierra quiteña, desde la capital del pais con nombre de latitud, solo a unos pocos pasos de la mitad del mundo.

En la mitad del mundo

Hola de nuevo a todos y todas,

Si me llegan a decir que en tan breve lapso de tiempo volvería a abrir sus puertas esta pequeña ventana al mundo no me lo hubiera creído. …………….. O puede que si ?

Más de tres meses después que la última entrada en este blog apagara la mirada que se paseaba por una pequeña parte de Asia, un delgado rayo de luz permite intuir en el horizonte una nueva realidad. Esta vez en otro continente, el Americano, del Sur, Lationamerica, Ecuador. Y es que de nuevo hago las maletas para aterrizar en breve en un misterioso lugar situado sobre la linea que divide el mundo en dos mitades, muy cerquita del lugar donde, levantando nuestro brazo al cielo, más cerca nos encontraríamos de acariciar el sol con la punta de los dedos.

Ecuador. Sinceramente, todo un misterio.

Esta vez no se trata de un viaje al uso, de una mochila a la espalda, una guía en las manos y la inquietud en la mirada. Esta vez no sigo una ruta que puedo ir modificando a mi voluntad o al antojo de las circunstancias. Vinces es mi destino, en la provincia de Los Rios, en la Región de la Costa, entre el Pacífico que baña las Islas Galápagos y los volcanes nevados que coronan los Andes, lugar que se convertirá con el tiempo en mi nuevo hogar provisional. Al sur de Quito, muy cerca de Guayaquil. Allí hay una casita que me espera. Y una oficina, el Centro de Apoyo y Consejería VIH/Sida, mi nuevo lugar de trabajo.

Otras gentes, distintas culturas, diversidades gastronómicas, Navidades en la playa, una mirada laica paseándose por una tierra de fervor cristiano, indigenismo omnipresente, volcanes nevados, Islas Galápago, amazónica selva, ritmos tropicales y un sinfín de etiquetas que poner, de momentos y paisajes que describir, la mirada que descubre vuelve a alzarse sobre el horizonte, una nueva aventura está a punto de empezar.

Os tengo que confesar que no tengo ni idea de cual va a ser el argumento que guiara el blog en esta nueva etapa. Me vuelvo a vestir con la piel de cooperante unos años despues de mi regreso de Bosnia y el tiempo del que dispondre no sera el mismo que cuando simplemente viajo. Pero de todas maneras pienso que merece la pena y que podemos pasar unos buenos ratos paseando nuestra mirada curiosa por tierras desconocidas.

Quien se apunta?

Final de trayecto

Hola a todos y todas,

De nuevo en Barcelona, punto de partida y final de este viaje que ha durado dos meses y que ha acabado antes de lo previsto. En el hospital han confirmado el sabio diagnostico nepalí, fractura de peroné y esguince de tobillo. Mínimo un mes de escayola. La nueva aventura que afronto a partir de ahora es combatir la inmovilidad y el tedio de la convalecencia en pleno mes de agosto, la estampida ha sido total. Aguzaré el ingenio para buscarme cosas que hacer hasta que mi día a día se vuelva a repoblar con sus gentes.

Me ha costado ponerme aquí delante para darle un cierre digno a este blog (o por lo menos a esta fase). No me esta siendo nada fácil aceptar que de nuevo estoy aquí, en pleno mes de agosto, inmovilizado por la pierna que se me pone como un globo cada vez que intento moverme un poquito. He pasado de caminar por el Himalaya a sumergirme en el sopor agostero de Barcelona. Y no puedo ir a la playa ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡.

Ayer despedí a mi hermano y a Manel en el aeropuerto de Barcelona, que a estas horas ya estarán recibiendo los primeros impactos del nuevo paisaje. Andaban un poco nerviosos y ansiosos, pero tenían dibujado en sus rostros el rictus de la emoción, de la aventura. Sentí una envidia tremenda, hasta que desaparecieron más allá del control policial. A partir de ese momento se hizo evidente que la historia había cambiado los acontecimientos irremediablemente, y es que aunque sea algo gilipollas, hasta ese instante no he podido aceptar definitivamente el destino. El momento del encuentro con ellos en Delhi era el que me había perseguido durante estos días y al ver como empezaban su viaje desde Barcelona me ha servido para cerrar de una manera simbólica este viaje, que durante casi dos meses me ha llevado a recorrer unos cuantos paises.

Desde mi llegada a Venecia hasta mi salida a la pata coja de Kathmandu han sido muchos los lugares visitados, algunos conocidos como Bosnia y los Balcanes, pasando por las gratas sorpresas de Turquia, mi relación indiscutiblemente conflictiva con la India, culminado con mi sueño de caminar por el Himalaya. Como para quejarme de algo ¡¡¡¡. Han sido dos meses increíbles con un montón de momentos para recordar y casi ninguno para olvidar. La experiencia del viaje no tiene comparación, no se parece a nada más que a si misma y para mi representa toda una delicia.

La compañía de este blog también ha sido toda una grata sorpresa. Primero sobre mi mismo ya que dudaba de mi constancia para hacer algo a la talla de la aventura que tenía por delante y de llevar a buen puerto una especie de diario de viajero. Y sin duda lo he conseguido y una de las razones primordiales es que me lo he pasado genial haciéndolo, algo que me alegra y me motiva enormemente.

Pero si de algo estoy seguro es que mis ganas y el placer que encontraba tecleando cada día no hubieran durado ni dos semanas si no llega a ser por vosotros/as, los que cada día habéis entrado y dejado vuestros comentarios. Cada vez que habría el blog y encontraba algunas palabras sentía como la energía de este espacio iba in crescendo al mismo ritmo que mi motivación por escribir más. Vuestra participación ha sido el combustible que ha hecho que este espacio tuviera vida hasta el último de sus días.

Creo que todos/as nos lo hemos pasado en grande compartiendo las sensaciones del viaje, cada uno/a desde su lugar y en su momento. Hace un par de días fui a cenar con amigos y amigas, casi todos/as habían seguido el blog y fue curioso oír como discutían las aventuras mientras cenábamos, nunca me había pasado. Generalmente es cuando vuelves del viaje el momento de explicar batallitas, pero esta vez ya estaban explicadas, casi en tiempo real, así que esa bonita tradición de la sobremesa viajera dejó paso a los comentarios sobre el blog. Nuevas formas de comunicación, cambios asegurados.

Pero las últimas palabras sobre este viaje están siendo escritas, la experiencia inmediata se agotó y deja paso a otras figuras que se van formando en el horizonte inmediato, nuevas necesidades e interrogantes a resolver, esta vez mucho más cercanos a la vida cotidiana que a la aventura de viajar. Irene y Silvia me han pedido que siga explicando aquí aventuras cotidianas, algo que me alaga enormemente, aunque ahora mismo no estoy seguro de tener algún motivo personal para hacerlo. Abrí este blog como un espacio para compartir la experiencia del viaje, pues de alguna manera, al volver de mis viajes me llegaban las ganas de mucha gente de saber y de oir las historias. Pensé que podía ser interesante dar la oportunidad de experimentar algo así y sin duda ha sido todo un éxito, si algún día vuelvo a la carretera no dudaré en volver a probarlo. Pero ahora que el viaje ha finalizado no se si voy a tener la motivación y la suficiente habilidad como para relatar la vida cotidiana, sinceramente, un viaje es muy fácil de expresar, prácticamente lo hace por si solo. Las anécdotas son constantes, la sorpresa nunca falla y siempre hay nuevos panoramas donde posar la mirada. A la cotidianeidad hay que sacarle punta, y eso creo que solo está a disposición de los artistas del escritorio.

Solo el tiempo tiene la respuesta, ahora es momento de acompañar el fin de esta aventura. Siento que no me corresponde a mi el cerrar este espacio ya que hemos sido muchos/as los que hemos participado en él. Así que propongo que, quien quiera, deje un comentario a modo de cierre personal, así, entre todos/as, conseguiremos el más autentico, el que nos represente a todos/as.

Por mi parte solo me queda daros las gracias por vuestra compañía y energía para hacer realidad la nueva experiencia de viajar a través de las palabras. Ha sido todo un placer y espero volver a encontraros por aquí si la fortuna ofrece una nueva oportunidad.

Muchos besos viajeros.

Sergio.

La decision final (no hay marcha atras)

Las opciones no eran muchas, tan solo dos:

La primera consistia en quedarme en Kathmandu hasta recuperarme, intentando hacer algo cada dia para pasar el tiempo, alguna actividad, como meditacion o aprender nepali. Tomarmelo con tranquilidad y vivir practicamente dentro de los limites del hotel durante casi un mes. Esperar a que llegaran mi hermano y Manel e intentar planificar algo juntos, que obviamente descartaba la posibilidad del trekking.

La segunda se centraba mas en la idea de aceptar que me habia hecho danyo de verdad, que Nepal no me ofrecia las condiciones minimas de companyia y comodidad y que, a pesar de la grata presencia de Carlos y Bimshem que me visitaban dos veces al dia, estaba solo y lejos de casa.

Y con estas dos opciones he estado batallando estos ultimos dias. Decision dificil de tomar. La prudencia pedia regrasar a Barcelona y recuperarme desde el principio allí, pero los planes y las ganas de viajar con mi hermano y Manel tiraban muy fuerte. Realmente ha sido el motivo que mas batalla ha presentado, en forma de ilusion frustrada. Hacia mucho tiempo que habiamos planeado este viaje juntos, un viaje especial y muy deseado. Pero si me quedaba en Kathmandu les estaba obligando a renunciar al trekking y a llevarme en volandas alla donde fueramos. Una conversacion con mi hermano y la dificultad de andar con la muletas con una pesada mochila a la espalda, sumado al peligro de desplazamiento del hueso roto, me han hecho tomar la decision menos deseada pero mas prudente.

Me vuelvo a Barcelona, se acabo el viaje para mi, este camino llego a su fin.

Las muletas y la protesis me han hecho comprobar lo dificil que podria resultar moverme para visitar lugares, dormir en trenes y autobuses, y en caso de que la cosa fuera mal, encontrar el lugar adecuado para atenderme. Mi hermano sobretodo, pero tambien otras personas, me han hecho ver que habra mas oportunidades de viajar juntos, que esto es tan solo un hasta luego al camino. El miedo definitivo a sentir el crujido definitivo ha hecho el resto.

La decision esta tomada, vuelvo a casa para recuperarme bien. Una vez comprados los billetes, convoque a Carlos, Bimshem y Evangeline a una cena de despedida. Queria agradecerles los cuidados y las atenciones dispensadas y tambien despedirme silenciosamente, a mi manera, del viaje. Se me estaba haciendo muy duro aceptar la decision que habia tomado y no me apetecia estar solo. Rabia y frustracion no me dejaban descansar en paz. Pero como la suerte tiene muchas caras y muchos matices, antes de que acabara el dia puede contactar con Eva y Susanna, las chicas que os presente durante mi viaje por India, y que milagrosamente estaban en Kathmandu. Al dia siguiente cogian el mismo avion que yo a Delhi.

Esta manyana hemos desayunado juntos mientras les hacia participes de mi desgracia. Sentia unas ganas irrefrenables de desahogarme, de decir bien alto que no me queria ir sino seguir viajando y el viernes que viene esperar a los dos montanyeros en Delhi. Pero ellas sabiamente me han devuelto a la situacion real, asi que he vuelto al hotel, he hecho por ultima vez en este viaje la mochila, companyera inseparable, y he esperado a que mis dos amigos nepalis me llevaran al aeropuerto. Alli me he despedio con un hasta luego de ellos y del Nepal.

Dentro me esperaban Susana y Eva, que tambien vuelven a casa, a Tarragona. En la cola de facturacion me han proporcionado una silla de ruedas que me ha ofrecido un merecido descanso de mis muletas nepalis, dos trozos de madera con tornillos atravesados que ya me habian hecho varias heridas en las manos debido al roce. Ha estado genial porque me han permitido saltarme todas las colas y he llegado enseguida a la puerta de embarque, donde me esperaban mis dos amigas. Tiempo justo para el ultimo lamento, el ultimo mordisco de rabia contenida en tierras nepalis, seguidos del primer espacio de conciencia plena de estar caminando mi decision. En el avion destino Delhi nos han servido una cervecita con la que hemos brindado por el viaje y donde yo he ahogado mis penas. Gracias a la ayuda de mis dos companyeras el proceso de recogida de maletas se me ha facilitado enormemente y su companyia me ha servido para alejar la tristeza.

Pero ahora ellas se han ido, destino Bombay, y yo me he quedado aqui solito, acompanyado por mi fiel mochila, mis muletas de madera y mi pie inmovilizado. A la 1.20 de la madrugada sale mi vuelo con destino Barcelona, donde llegare manyana a las 9 am. Solo mi hermano lo sabia y sera el quien me venga a buscar. Se me hace demasiado doloroso aceptar mi decision y comunicarla.

Asi que en el aeropuerto de Delhi paso mis ultimas horas en Asia, en India. Solo llegar he confirmado que aqui solo puedo indignarme, rebotarme, quejarme. En el control de pasaportes me han tenido un rato decidiendo que hacer conmigo y con mi pie malherido. Cuando han decidido que podia seguir con toda normalidad he preguntado donde podia encontrar las oficinas de Swissair para confirmar mi vuelo y pedir ayuda con mi pesada mochila. Y, craso error, he creido lo que me han dicho. He vulnerado una de las reglas basicas de la India, si te preguntan por algun sitio que tu no sabes donde esta, constesta igualmente, nunca admitas que no lo sabes. Nos han enviado a mi y a mi silla, a Eva y Susanna con su carro cargado hasta arriba de maletas a la otra punta de la terminal, toda una aventurilla que ha terminado con la confirmacion de que esa oficina estaba justamente en la direccion opuesta. Durante el camino de vuelta han aparecidos dos personas y me han quitado la silla de ruedas, sin mas explicacion. De nada ha servido la indignacion de Susanna, esto es India, un lugar donde no respetan lo mas minimo a una persona con muletas y a dos chicas con un pesado carro cargado de maletas. Si teniamos que entrar en un ascensor ellos tenian que ser los primeros, aunque fuera a codazos, actuando sin la mas minima consideracion ni educacion. La sensacion de indignacion era conocida y la experiencia pedia calma. Y es que este pais me pone a parir pero incluso puedo reconocer un sentimiento parecido a la pena ahora que se que voy a dejarlo. Tendra que pasar tiempo para saber si quiero volver a este pais, desde luego no era lo que esperaba en un principio.

Mi aventura India no se ha acabado aqui. Un amable piloto de la companyia me ha informado que hasta las 9 de la noche no abrían el mostrador de facturacion y que hasta entonces deberia esperar. Me ha entregado un papel de autorizacion para poder entrar a la terminal propiamente dicha (las medidas de seguridad en este aeropuerto son muy estrictas) y me ha deseado suerte. Cuando ha llegado el momento me he preparado para acometer toda una gesta, cargarme con dos mochilas e ir hasta la puerta de la terminal, tras la cual me esperaba otra silla de ruedas. Me ha costado lo que no os podeis imaginar y han sido varias veces las que he estado a punto de perder el equilibrio e irme al suelo. Pero he aguantado como un campeon y sudado de pies a cabeza he llegado delante del policia que controlaba la puerta del edificio. En un primer momento no me ha mirado ni a la cara, despues me ha dicho que no iba a poder entrar con las muletas y para finalizar me ha indicado el camino de vuelta ya que en la autorizacion de acceso estaban todos los datos excepto la vital hora de salida del avion. Rabia contenida y ganas de llorar me han hecho insultar (en castellano) a ese hombre en toda su cara hasta que no he encontrado mas improperios que regalarle. Le gritaba que abriera los ojos y que se diera cuenta que estaba ante una persona que necesitaba ayuda. Que no me podia hacer dar la vuelta y volver a recorrer el camino hecho pues dudaba que me quedaran las suficientes fuerzas. Pero de nada ha servido, me he dado la vuelta mientras continuaba cagandome en todo lo que podia y me he dirigido a la oficina de Swissair. Alli me han hecho esperar dos horas a traerme la silla de ruedas, pero me han tratado bien y se me ha pasado el inmenso cabreo. Tan solo pensaba que en breves momentos estaria en la fila de embarque esperando a subir al penultimo avion de mi recorrido. Pero mas sorpresas me esperaban. Cuando he llegado al mostrador de facturacion y ya tenia mi mochila en la cinta de transporte, ha aperecido un personaje que me ha preguntado que le pasaba a mi pierna y si podia demostrarlo con un informe medico. Ha sido necesario volver a traer la mochila para poder ensenyarle el documento que me hicieron en el hospital de Kathmandu. Despues de leerlo me ha comunicado que no era seguro que puediera embarcar en ese vuelo, que muy probablemente necesitaria un informe medico positivo que debia conseguir en Delhi. Yo ya no sabia si reir o llorar, la cosa ya se escapaba de mi control y de mi capacidad de comprension, India me estaba superando completamente. Despues de ponerme todo lo serio que he podido, le he explicado al buen senyor mi accidente y el posterior periplo, y le he intentado comunicar con toda la intensidad posible las ganas de llegar a casa para recuperarme y la gran putada que significaria para mi la no admision en el vuelo, obligandome a permanecer en Delhi donde no conozco ni tengo a nadie. El personaje no ha dado su brazo a torcer y la unica concesion que me ha hecho ha sido hablarlo con el personal de cabina para pedir su opinion y permiso. La media hora de espera se han convertido en otras dos, pero ya poco importaba, el cansancio fisico, mental y emocional me han tenido todos los minutos sumido en una especie de letargo, sentado en mi silla de ruedas.

Finalmente ha aparecido una mujer con el atrezzo de azafata y me ha preguntado, con un claro acento aleman, que es lo que pasaba. Yo le he explicado quien soy y mis circunstancias, y ella, sin mas, me ha dicho que podia subir al avion, y no solo eso, sino que como el avion iba un poco vacio me iban a acomodar en primera clase para que viajara mas comodo. No cabia en mi del gozo y la alegria, y despues de agradecerle el detalle, he agradecido para mis adentros el haber elegido una companyia europea, bendita civilizacion.

Y aqui me teneis, intentando reconciliarme por ultima vez con la caotica India mientras espero a que se abran las puertas del embarque para adentrarme por el pasillo que me llevara a pisar, de nuevo, y despues de dos meses, cultura europea. Ese momento marcara la defuncion prematura y definitiva de este viaje.

Sinceramente no tengo ganas de volver y por muchas razones que encuentro para pensar en positivo y valorar de otra manera esta vuelta anticipada, nada puede vencer a la sensacion de frustracion que me embarga estos ultimos dias. Creo que me costara asimilar todo esto, y mas cuando mi hermano y Manel cojan un vuelo a Delhi, donde yo ahora me encuentro y donde deberia haber llegado en mejores condiciones el viernes que viene.

Al margen de dramatismos se que reconducire la situacion con exito, no son pocas las cosas que tengo ganas de hacer, pero antes deberé pasar por el estrecho pasillo de la desilusion, para despues volverme a ilusionar.

Este NAMASTE INDIA, NAMASTE NEPAL, es el definitivo, ya no hay marcha atras.

Caminando por el Himalaya (el principio del fin)

Dia 9 y 10: Valle de Helambu

El final inesperado

Despues de continuar el vertiginoso descenso desde los 4700 metros, descenso que parecia no tener fin, hemos aparecido en un imponente valle abierto, verde, soleado, habitado, el valle de Helambu. Despues de tantos dias contemplando paisajes deserticos de alta montanya, salpicados por muy pocas pequenyas aldeas habitadas por casi ninguna persona, el contraste con un paisaje tan vital es impactante. Os parecera exagerado, pero he tenido la sensacion de nacer, de renacer, de volver a la vida.

El ultimo tramo de la bajada ha sido complicado pues las lluvias se han llevado parte del camino y otros estaban completamente marcados por profundos y peligrosos surcos. La dureza del recorrido se traduce en una necesaria adaptacion fisica y psiquica al recorrido, conscientemente pones el chip de ‘hay que sufrir’. La aparición en el verde valle ha sido brusca e inesperada, y tambien liberadora, el punto y final, la posibilidad de pasar a un formato menos sufrido y mas comodo, de disfrutar de un final relajado, el final esperado.

Una vez llegados al refugio del dia, hemos improvisado una pequenya fiesta, habia ganas de celebrar que estabamos llegando al final de un camino que hace mas de una semana se nos antojaba complicado. El licor ha sido una especie de aguardiente regional, y aunque la intencion era de fiesta grande, el cansancio acomulado era tal que no hemos pasado del segundo vaso. El primero nos ha levandato el animo y el segundo lo ha matado definitivamente. Asi que pronto nos hemos retirado a nuestros aposentos a descansar para poder disfrutar del dia de manyana, ultimo del trekking. Despues de compartir mas de una semana de camino se crea una especie de complicidad entre el grupo, al inicio perfectos desconocidos, y ahora eramos conscientes de que estos eran los ultimos pasos que dabamos juntos.

La manyana nos ha traido niebla pero ya poco importaba, al menos no llovia y podiamos encarar el ultimo tramo con un cierto relax, a pesar de las nada despreciables 7/8 horas de trayecto. Mientras caminaba mis pensamientos basculaban entre recordar los dias recien pasados, los momentos vividos y los paisajes disfrutados, y planificar los dias venideros, la vuelta a Kathmandu, visitar algunos pueblecitos del valle, desplazarme a Pokhara para conocer sus lagos y contemplar la majestuosa cordillera del Annapurna, dirigirme a Lumbini, lugar donde Budha se iluminó, muy cerquita ya de la India, donde cogeria un tren con destino Delhi, mas concretamente, su aeropuerto donde esperaria a que mi hermano y Manel llegaran. Y encarar el ulitmo tramo de este viaje, culminando con otro impresionante trekking en el Himalaya Indio.

Con esos pensamientos andaba yo los ultimos pasos del camino, satisfecho de estar donde estaba y muy ilusionado con los lugares y gentes con las que estaria en breve. Una sensacion de relax y despreocupacion me acompanyaban mientras charlaba tranquilamente con Evangelin sobre la ultima comida que habiamos realizado minutos antes y sobre la cena que nos ibamos a regalar como homenaje esa misma noche cuando llegaramos a la gran ciudad. Coincidiamos en que debiamos acabar de celebrar la gesta.

De repente todo esto perdio cualquier tipo de relevancia, de predominancia en mi conciencia y fue substituido por dos profundos chasquidos. El primero fue conocido, ya lo habia sentido otras veces, es el tipico crujido que se manifiesta cuando de tuerces el tobillo. Sabes que no reviste demasiada importancia, tan solo unos dias de inflamacion y una efimera microcojera, nada de lo que preocuparse. Pero el segundo chasquido que le sucede ya no es conocido, es algo mas profundo, doloroso y alarmante, toca la fibra, te llega al alma, el crujido lleva el mensaje de que algo serio acaba de suceder.

Esto acontece en una fracción de segundo, en un instante dificil de retener en la memoria, en un simple suspiro donde caben el destino de las cosas. Entre el resbalon y el impacto de la pierna con la roca, el primer y conocido chasquido y el segundo y mas intenso crujido, el grito de dolor, los lamentos, la cara de alarma de mis companyeros, pasan tan solo unos segundos, pero de una intensidad e importancia tales que podrian tratarse de vidas enteras. Y es que desde el primer instante fui consciente de que algo en mi pierna se habia roto y que mis planes de viaje, esos con los que bajaba alegremente acompanyado, se habian truncado. Aun no sabia de que forma y manera, tampoco cabe todo en un momento tan breve.

Estaba tirado en el suelo, rodeado de mis companyeros de trekking y de las gentes del ultimo pueblo que acababamos de atravesar. Todos querian tocar mi pierna, moverla, probarla, sacar su propia conclusion. El quorum fue unanime, tenia que ver con el tobillo, lesion muy habitual por resbalones en la montanya, y de eso ellos saben mucho mas que yo. Como era obvio que no podia cruzar el puerto de montanya que nos separaba de la localidad mas cercana donde habia una estacion de autobuses y taxis, la solucion elegida, tambien por unanimidad, fue mi evacuacion en moto por un camino de cabras. Aunque yo no lo tenia claro pues no estaba tan seguro que el problema fuera solo el tobillo, la unica alternativa posible era el helicoptero, que con un coste de 1000 dolares americanos no era viable economicamente. Asi que una vez pagada la cantidad del rescate, unos 40 euros, me monte en una moto tipo carrera con la que el piloto me aseguraba que llegariamos a nuestro destino en un maximo de dos horas. Mis companyeros mientras tanto continuarian la ruta acordada y yo les esperaria en la estacion de autobuses.

En los primeros 100 metros la moto se calo unas cinco veces y el conductor no paraba de tocar reguladores y mirar dentro del deposito de gasolina. Un mal augurio embargo mi alma, pero dadas las circunstancias y el estado de mi pierna me abandone a la suerte, a lo que el destino me tuviera reservado. Destino que decidio que esta evacuacion en moto se convirtiera en un autentico calvario de 8 horas interminables y respletas de calamidades variadas. Para empezar, el camino enfangado hizo que nos cayeramos en una curva, con tan mala suerte que la moto acabo encima de mi pierna afectada, creo que pudieron oir el grito de dolor incluso en la Laponia. Devuelta la moto a su posicion natural, subido en ella y cagado de miedo seguimos avanzando lentamente, con sucesivas patinadas que me ponian los pelos de punta. Cuando no era porque el motor se calentaba y habia que dejarlo enfriar era porque una corriente de agua monzonica se habia llevado un trozo de camino, o simplemente porque nos habiamos quedado atrapados en el barro. Las paradas se repetian para mi desesperacion ya que esto representaba un sube y baja interminable de la moto y tramos del camino recorridos a la pata coja. A penas avanzabamos y el cielo se cubria poco a poco de espesas nubes negras. Siendo consciente de que no nos librabamos de la que nos iba a caer encima en breve, mis planes mas optimistas pronosticaban que como mucho ibamos a tardar el doble de tiempo previsto, y si bien el agotamiento y el dolor de la pierna eran muy intensos, la luz del dia aun nos acompanyaria durante unas buenas horas. Pero este pornostico era precipitado y no tenia en cuenta una variable importante, variable que apareceria en forma de deposito de gasolina vacio. En medio de la nada y muy lejos de tan solo una misera gota de combustible, los moviles fuera de cobertura, seguimos nuestro trayecto. Cuando el camino apuntaba hacia abajo, subidos en la moto sin motor, cuando apuntaba hacia arriba andando como podia a la pata coja mientras el conductor empujaba la pesada moto. Y tan solo nos encontrabamos a mitad de camino de nuestro destino. En esos momentos mis pronosticos ya eran totalmente fatalistas y la preocupacion y alguna gota de miedo empezaron a aflorar. Andar a la pata coja durante quilometros sabiendo que aun quedaban muchos mas por delante requiere una fuerza psicologica considerable para seguir avanzando. Me pesaban como una losa los dias de trekking, el dolor profundo en la pierna y los primeros mordiscos en la rodilla de la pierna donde apoyaba todo el peso, precisamente la del menisco travieso. La situacion era surrealista y preocupante a la vez. Y crecio un puntito mas su intensidad cuando se rompio uno de los frenos, esencial para no despenyarnos al bajar las pendientes que se iban presentando.

Con las ultimos gotas de energia y a golpe de voluntad alcanzamos una casa desde donde el conductor pudo llamar a un amigo suyo para que nos trajera unas botellas de gasolina. Lo que en un principio iba a ser un momento de nada se convirtio en dos horas durante las cuales aproveche para contactar con mis companyeros que debian estar esperandome impacientes y preocupados en un pueblo no muy lejano. Pero no era asi. Al ver que tardaba tanto llamaron al pueblo donde resvale y les comunicaron que yo ya estaba en Kathmandu felizmente instalado en mi habitacion. Con esa informacion resolvieron cojer el ultimo autobus a la ciudad. O lo que es lo mismo, ya nadie me esperaba en ese pueblo cercano del cual ya no saldria ningun autobus hasta el dias siguiente, y el dinero que yo llevaba en el bosillo no me hacia sonyar con una noche demasiado placentera. Finalmente, ya de noche cerrada, aparecio el proveedor con dos botellas de gasolina, con las que el conductor puso en marcha la maquina, lanzandonos de nuevo al camino. No se cuantas veces tuve que subir y bajar de la moto por las pesimas condiciones de la pista, solo se que lo unico que tenia en mente era llegar de una vez por todas al hotel. Cuando por fin alzanzamos la carretera asfaltada me las prometi muy felices y proyecte decenas de veces la entrada del hotel en la oscura noche. La ruta hasta la ciudad se me hizo eterna, pero lo que encontramos en su interior ya fue puro espectaculo. Gasolineras tomadas por cientos de vehiculos que bloqueaban la carretera, garrafas de gasolina cambiando de mano a cambio de fajos de dinero, el ejercito controlando el acceso a los surtidores de combustibles. Un puro y autentico caos que se interponia en nuestro camino constantemente. Al parecer, el gobierno nepali ha dejado de pagar a la companyia petrolifera india que les suministra el combustible y esta ha amenazado con cerrar el grifo inmediatamente. La noticia ha corrido como la polvora y la ciudad se ha sumindo en una especie de panico, en medio del que me encontraba yo subido en una moto, autenticamente exhausto y agotado, y con algo roto en mi pierna.

Despues de sortear algunos atascos, llegamos al barrio del Thamel donde se encontraba mi hotel. Me esperaban Carlos, Bimshem y Angeline, preocupados. Me llevaron a cenar a un restaurante cercano al que casi no llego por falta de fuerzas. Cenando les explique la historia del viaje en moto y se quedaron algo mustios, creo que se sintieron culpables por no haberme esperado en el otro pueblo. Intente indultarles pero se resistieron mucho y yo ya habia tenido bastante por ese dia, asi que les pedi que me llevaran al hotel para, por fin, poder descansar. Fue tomarme unos antiinflamatorios, caer en la cama y entrar en un profundo suenyo.

Al dia siguiente, muy temprano por la costumbre adquirida en la montanya, me levante y al poner el pie danyado en el suelo supe que algo no funcionaba bien. Me duche como pude, pedi un desayuno y espere a que Carlos y Bimshem aparecieran a media manyana para llevarme al hospital. Una vez alli, en una sala de urgencias tan precaria como os podais imaginar, me atendio un doctor bien simpatico que focalizo toda su atencion en mi tobillo a pesar de mi insistencia en que el punto de dolor mas intenso se encontraba en algun lugar entre el tobillo y la rodilla. Accedio a hacerme radiografias en ambos lugares, esos si, en alguna clinica donde tuvieran generador, pues el hospital se encontraba, como el resto de la ciudad, sin electricidad. Me montaron en un taxi y me pasearon por un sinfin de clinicas, hasta que porfin encontramos una con el preciado generador. La clinica no pasaba de ser un cuartucho con un aparato de rayos X antiquisimo. La técnica me pidio que me tumbara en la camilla, leyo el informe medico y se dedico a observar unos posteres en los que estaban dibujadas las posturas necesarias para radiografiar cada punto en concreto. Ver como rotaba la cabeza al mas puro estilo ninya del exhorcista no me dio mucha confianza y la cantidad de veces que me pidio que cambiara de posicion no ayudaron a recuperarla. Hicieron falta cinco radiografias, que de vuelta al hospital, el doctor comunico que no eran de buena calidad ya que la potencia del generador no era la adecuada, pero aun asi se arriesgaba a emitir el ansiado diagnostico:

Rotura limpia de perone con riesgo de desplazamiento si no se escayolaba de inmediato mi pierna. Tiempo de convalescencia de dos a cuatro semanas de reposos y escayola.

A partir de ese momento ya sabia a que atenerme, la cosa iba en serio. Le di las gracias al doctor, rechazando la escayola pero aceptando a cambio un vendaje compresivo y una especie de protesis inmovilizadora.

Mis amigos me llevaron al hotel, me aprovisionaron de agua y comida, para dejarme meditar sobre mi futuro inmediato. No me canse de agradecerles lo que estaban haciendo por mi, pero aun asi me parecia que me quedaba corto. Estar en esa situacion en un lugar lejano y extranyo no es agradable y ellos me estaban haciendo una companyia inmejorable.

Y si hasta ese momento mi peor augurio habia sido no poder hacer el trekking planeado durante tanto tiempo con mi hermano y Manel en la India, a partir de la noticia que acababa de recibir la cuestion paso a ser otra, que hacer a partir de ahora, ¿que decision debia tomar?.

Diario de un viaje por el Himalaya (en pleno corazón)

Dia 4: Lantang (3400) – kyanjin Gompa (3800)

A los pies de los grandes

Hoy la noche ha sido algo fria, he amamencido retorcido en mi saco de dormir agarradito al calor de las plumas que va soltando. Con la pereza tipica del que no quiere comprobar que fuera hace frio, he sacado un brazo para correr la cortina y comprobar que la niebla continuaba impidiendo observar el paisaje de alta montanya.

Pero no, el milagro se hizo, la niebla habia desaparecido y las montanyas lucian sus miles de metros de altitud con toda claridad. El dia despejado era el regalo que todos esperabamos, asi que despues de salir del saco y abrigarme, he salido a encontrarme con el resto de la expedicion. He visto la falda del Lantang cubierta por un imponente glaciar asi como otras montanyas que ayer nisiquiera intuia. El panorama y el desayuno han sido la mejor energia para arrancar a recorrer los 400 metros de desnivel que nos separaban del campo base. Durante el camino hemos cruzado algunos pueblos tibetanos del nepal, presididos por unas montanyas de piedras grabadas a base de cincel con la plegaria budista ‘o mani padme hum’‘ que llevan acomulando desde hace cientos de anyos. Entre pueblo y pueblo el camino mostraba colosos nevados que no he parado de fotografiar. Tambien ha caido algun yak.

Hemos comido en el campo base, y al ver que la niebla volvia a bajar con rapidez hemos decidido salir inmediatamente de vuelta, pero la lluvia nos ha sorprendido a mitad del camino y hemos llegado a nuestro refugio completamente empapados.

Y desde este refugio os escribo hoy, mirando por la ventana del comedor la lluvia que cae sin cesar y como la niebla se espesa por momentos. Mientras la estufa caliente aqui seguiremos, pasando la tarde de la mejor manera posible mientras se hace la hora de dormir.

Hoy me despido con la sensacion de grandeza que me han transmitido montanyas de mas de 6.000 metros de altitud, con la impresion que me causan las gentes que habitan estas montanyas inospitas, y con el cansancio del cuerpo que hoy has superado un limite de esfuerzo al llegar a los 3800 metros por propio pie. Dentro de unos dias ascenderemos un paso de montanya a 4700 metros sobre el nivel del mar, marca que pulverizara todos mis records y donde exprimire hasta las ultimas gotas la energia de mi cuerpo.

Manyana dia de bajada, alivio por dar esquinazo por un rato a las pronunciadas pendientes y preocupacion por el castigo que suponen las bajadas para las rodillas (el fantasma del menisco travieso alarga su sombra en el camino de manyana).

Namaste !

Dia 5: Goratabela (3000 m.)- Thulo Shyapru (2210 m.)

Dia de transicion

Hoy no tengo mucho que contar sobre el camino, simplemente hemos desandado los pasos dados en dos dias de ascension. El paisaje ha sido el mismo que los ulitmos dias pero con la sensacion de rebobinado. Las lluvias de ayer han arrasado con el camino y nos ha complicado mucho el trayecto. Continuos desprendimientos que obligan a reptar cual culebrilla para poder pasar al otro lado. Unos 5 horas de bajada ininterrumpida hasta el lugar donde hemos comido. Alli hemos esperado a Evangeline y Carlos, que se han retrasado porque ella no se encuentra bien. Esperando he tenido la inmensa suerte de disfrutar de unos minutos de sol y cielo azul. Desde que he llegado a Asia el cielo esta casi siempre cubierto, el monzon es implacable. En la montanya es simplemente inimaginable un dia (o medio) con sol. Asi que he cogido una silla , la he orientado a pleno sol, me he sentado y he cerrado los ojos. La sensacion del calor en mi piel me ha transportado inmediatamente al Mediterraneo, a su cielo azul, a su verano luminoso, a sus terracitas y sus cervecitas con sus tapitas y sus charlas despreocupadas. Por un momento he deseado estar alli, viajar en el espacio y en el tiempo, abrir los ojos y estar charlando en la Barceloneta con unas bravas delante. Hay sido un momento tan magico como efimero (y aun no conocia las repercusiones que iba a tener este oscuro deseo). He vuelto a abrir los ojos y ante mi inmensas montanyas de un verde intenso, y en una de sus cumbres el plueblecito dese donde os escribo, Thulo Shyapru, nuestro destino de hoy. Solo empezar la castigadora ascension ha empezado a llover, aunque de poco importaba ya que desde el primer minuto de hoy los calcetines, botas y pies ya estaban empapados. Te enfundas el impermeable para proteger lo poco que queda de seco en tus ropas y cuerpo, que es bien poco. El unico detalle que ha roto el pulso psicologico y fisico con las rampas ha sido el encuentro del puento colgante mas alto de la region, de autentico vertigo. Es curioso pero yo no tengo ni pizca de vertigo, y no es el primero que cruzo, los cruzo sin pestanyear. Esta sensacion contrasta mucho con la que me embarga cuando subo a un avion. No entiendo la diferencia.

Los ultimos pasos han sido presididos por unas rampas terribles que han acabado con mis ultimas fuerzas. Exhausto, ya en el refugio, me he sentado para quitarme las botas y los calcetines y cual ha sido mi sorpresa cuando he descubierto que tenia mis pies repletos de sanguijuelas. Estaban gordas y hermosas a costa de mi sangre. Me las he arrancado como he podido, me ha sorprendiod como se agarran a tu carne con las poderosas ventosas que tienen, momento en el que ha empezado la sangria. Porque me han hecho unos boquetes importantes. Han pasado mas de dos horas y todavia siguen sangrando. Ahora ya se que son estos ‘animalillos y de lo que son capaces’. Hoy me han realizado una transfusion involuntaria y no consentida. Si siguen a este ritmo me dejan seco !. Espero que manyana, una de las etapas reinas del trekking, con una ascension de mas de 1000 metros de desnivel, vayamos dejando atras la selva y a los dichosos bichos chupasangre.

Hoy dormimos a poco mas de 2000 metros. En el horizonte los 4700 metros del paso de montanya que alcanzaremos en un par de dias. Etapas rompepiernas (nunca mejor dicho) con destino a las puertas del cielo.

En mi leccion de nepali al calor de la estufa hoy he aprendido a decir buenas noches, asi que surabatri a todos y todas.

Dia 6: Thulo Syafru (2400) – Chandanbari (3400)

Etapa durilla de verdad, ascension terrible de mas de 1000 metros de desnivel. El cansancio se empieza a notar, los humores a resentir. Hoy es el sexto dia de caminata y manyana tenemos el mas duro de toda la ruta, superando los 4500 metros de altitud. Hoy ya he notado el mal de altura en forma de dolor de cabeza. El agotamiento empieza a ser profundo, el tiempo no acompanya, la lluvia no da tregua, el frio es cada vez menos soportable y las sanguijuelas no descansan. Asi que hoy hemos decidido acabar la ascension a un ritmo suave para evitar los sintomas de la falta de oxigeno (dolor de cabeza, mareos, vomitos) y apretar el acelerador en la bajada, reduciendo asi dos dias la duracion del trekking. Las condiciones meteorologicas estan endureciendo sobremanera la caminata, y lo que teniamos que ver en la bajada que viene ya lo hemos visto en la subida, aunque sea en la cara opuesta de la montanya. Asi que si todo va bien (jeje) en unos cuatro dias estaremos de vuelta en Kathmandu. Y la verdad es que, aunque la experiencia esta siendo muy intensa, el hecho de llegar cada dia empapados y llenos de bichitos chupasangre, hacen que las ganas de volver a pisar el asfalto se acusen al final de cada dia.

Hoy no tengo mucha cosa especial que explicar sobre la ruta, tan solo que hemos dejado de ver montanyas de mas de 6000 metros por culpa de las nuves.

Dia 7: Chandanbari (3400) – Gaisakund (4400)

Rozando las nuves

Ayer el cansancio fue tal que antes de las 8 ya estaba en la cama, durmiendo profundamente. El cansancio acomulado sumado al intenso frio hizo que el cuerpo adoptara la posicion de letargo. La altitud hizo el resto. Asi que esta manayana, a las 5 ya estaba en pie, con las energias recuperadas. El dia ha nacido amenzando con lluvia, con la curiosa sensacion de ver flotar las nuves bajo tus pies. Despies de los estiramientos y el desayuno hemos empezado la caminata. El primer tramo ha sido suave y me las he prometido muy felices. Ascendiamos poco a poco a poco y no sentia ningun sintoma del mal de altura. Pero las primeras rampas han llegado, la respiracion a empezado a acelerarse considerablemente y el oxigeno a escasear. A 4000 metros de altitud el oxigeno disponible tan solo representa el 50% del habitual. La respiracion se acelera buscando el preciado H2O, el corazon empieza a bombear violentamente, sientes un tamborilleo en la sien y un dolor de cabeza intenso. Pierdes algo la capacidad de coordinar tus miembros y caminas como un pato. La niebla, la lluvia y el frio hacen que camines mirando al suelo y cada vez que levantas la mirada, como si se tratara de un acto reflejo, la vuelves a agachar al intuir las pendientes que te quedan por delante. Superados los 4000 la sensacion de asfixia se acusa, las paradas para arrancar del aire el poco oxigeno que encuentras se multiplican. El aliento es cada vez mas dificil de recuperar y aparecen los mareos. Te impulsa la firme voluntad de llegar al calor de una estufa y de regalarle a tu cuerpo algo caliente. En los ultimos pasos dados he tenido la sensacion de estar caminando sin grabedad. Tan solo tenia fuerzas para agarrarme a la imagen de un cartel que indicaba Hotel Tibet (4380 metros.) Ese era mi destino y a el me he agarrado como a un clavo ardiendo.

Una vez sentado al calor de la estufa y rodeados de gentes del lugar, he experimentado algo asi como un extasis intenso, no se si debido a la falta de oxigeno, debido al esfuerzo realizado, o por ambos motivos. La alegria y la sensacion de felicidad ha sido infinita, un estado de plenitud total. Poco a poco he ido recuperando el equilibrio y tocando realidad. Un te bien caliente ha hecho el resto. Con cuerpo y mente tonificados hemos comido el tipico Dalbath, la montanya de arroz con verduras.

Las gentes del lugar nos han explicado que en cinco dias se celebrara aqui mismo un gran festival hindu que conmemora que Shiva salvo al mundo de la destruccion bebiendo agua del Gosaikund, lago que da nombre a la pequenya aldea. Esperan peregrinos del Nepal, India y China, y lo estan preparando todo para acoger la ingente comitiva. Asi que el ambiente que vivimos es prefestivo y es un lujo poder disfrutar de el. Es de admirar el espiritu de este pueblo que vive a mas de 4000 metros de altitud y que tiene la tienda mas cercana a dias de camino. Cualquier cosa que para nosotros no supone el mas minimo esfuerzo, como por ejemplo comer una chocolatina, aqui lleva implicito el valor anyadido de dos dias de dura caminata. Consiguen electricidad de placas solares, si el sol se digna a aparecer, para unas pocas horas al dia. Viven de lo que les da la tierra (patatas y alguna especie de semilla con la que hacen sopa) y lo que da el Yak y su mujer (leche, carne y algo de queso). Todo lo demas lo suben a la espalda desde pueblos menos elevados, incluso el arroz, dieta basica de este pueblo y que solo se cultiva en la rivera de los rios.

Y es de suponer que es por estas duras condiciones de vida que viven la celebracion de Shiva con tanto furor, pues no solo les proporciona contacto con otras gentes y algo de vidilla, sino que les supone un ingreso economico importante y que a buen seguro les permitira vivir el resto del anyo con alguna que otra preocupacion menos.

A veces pienso en una mujer embarazada o en una persona enferma, sabiendo que el hospital mas cercano se encuentra a mas de un dia de camino, y se me pone la piel de gallina a la vez que siento una tremenda admiracion por la fuerza de estas gentes que siempre sonrien y parecen felices compartiendo una conversacion al calor de una estufa. Gentes amigables y agradables que me estan dejando un buen sabor de boca. Con Carlos estoy aprendiendo algo de nepali y cuando me lanzo a dar las gracias o a soltar algun monosilabo me lo agradecen con una sonrisa. Creo que me estoy ganando el respeto de las madres nepalis desde que soy capaz de comerme dos montanyas de arroz con verduras, y no tan solo repetir sino ademos echarle picante. Ayer la cocinera de la casa me otorgo el honroso privilegio de comer como un hombre nepali, todo un orgullo.

Ahora esperamos a que amaine la lluvia para salir a caminar sin mochila alrededor del lago para visitar el templo de Shiva, donde se celebraran los rituales. El resto del dia lo dedicaremos a descansar y a vivir al ritmo de los 4400, que es vistari, vistari, como dicen por aqui (despacio, despacio). Manyana tan solo nos quedan unos 300 metros de ascension para alcanzar la cumbre de este trekking, el paso de Lauribinayak, a 4700 metros. Despues ya todo sera descenso hasta llegar a Kathmandu.

Hoy me siento contento, feliz y satisfecho por haber llegado aqui por propio pie y arrastrando la pesada mochila. Todo el sufrimiento de estos dias ha merecido la pena por estar aqui y vivir esta sensacion. El premio para cualquier viajero, la satisfaccion por el camino recorrido, el esfuerzo realizado y la sensacion de sentirse participe, aunque solo sea por un momento, de la vida de un pueblo tan lejano como extranyo. Hoy me despido asi, con el elixir del viaje total en el alma, con la plenitud que se experimenta cuando el viaje interior y el viaje exterior convergen en el mismo punto, la esencia de la busqueda, la recompensa del buscador, del que arriesga, del aventurero.

Subaratri.

Dia 8: Goisankund (4400) – Therapati (3200)

La cumbre

La noche de ayer fue terrible. Desde el duro invierno de Bosnia que no recordaba un frio tan intenso. He dormido enfundado en el saco y aplastado por dos mantas bien gordas, y aun asi tenia frio. Y no solo el frio ha marcado el devenir de la noche, tambien la falta de oxigeno se ha hecho bien presente. Me he despertado inumerables veces con la sensacion de que me estaba asfixiando, abriendo la boca como un pez fuera del agua y inhalando todo el aire que podia. Parecia el juego del tragabolas, yo era un hipopotamo y el oxigeno las bolas. De verdad que ha sido toda una nueva experiencia.

Asi que despues de una noche asi me he despertado con el cuerpo un poco malito, pero una torta con mermelada y un te bien caliente me lo han puesto en su sitio. Nos hemos despedido del lago sagrado y hemos encarado el ultimo tramo de ascension al paso de Lauribinayak, el punto mas alto del trekking. Y despues de una hora y media de esfuerzo titanico lo hemos conseguido, hemos coronado el paso. Me he puesto muy contento, la alegria ha sido tremenda, por primera vez subia por propio pie a una altura semejante. Lastima de la lluvia, la niebla y el frio, pues no hemos podido estar mas de cinco minutos alli, tiemo suficiente para hacer las fotos de rigor y salir pitando.

Despues de un rato de descenso, la alegria ha ido desapareciendo paso a paso. Ha sido un descenso largo, complicado y resbaladizo, por una zona de rocas totalmente mojadas que de tanto en tanto daban algun susto en forma de resbalon. Ha sido un recorrido para olvidar, el dia feo del trekking. Despues de coronar el puerto la ruta se puede resumir en agua, niebla, pies empapados, rios desbordados, un sube y baja constante y rompepiernas, y en cuanto hemos alcanzado el bosque han aparecido las temidas sanguijuelas. Nueve horas totales que han tenido como desenlace la llegada al refugio calados hasta los huesos, decepcionados con el dia y la niebla que no nos ha permitido ver absolutamente nada, ademas de la coleccion de chupasangre en las botas. La anecdota del dia ha sucedido cuando hemos encontrado unos extranyos y grandes trozos de metal clavados en el suelo. Nos han explicado que eran los restos de un avion que se estrello en 1992 con practicamente 200 pasajeros a bordo. Si el dia estaba siendo feo, la anecdota le ha puesto el toque macabro.

Pero como siempre la montanya es imprevisible y hace unos momentos ha dejado de llover, la niebla ha levantado y nos ha ofrecido unas estupendas vistas de gigantes nevados y nueves de algodon. Es como si la montanya hubiera intuido y ha decidido regalarnos este final de dia que aporte energias para afrontar el penultimo dia de caminata, ocho horas mas de trekking que espero empiecen como acaba hoy el dia, con optimismo meteorologico. Otro dia de lluvia, niebla y sanguijuelas seria rompedor.

Me quedo hoy con la sensacion del calor que surge de la estufa del lenya que tengo enfrente, la conversación initeligible de los nepalis que la rodean y el agradecimiento del cuerpo por la tregua entre esfuerzo y esfuerzo.

Continuara……………….

Diario de un viaje por el Himalaya (Los primeros pasos)

Hola a todos y todas de nuevo,

Vuelvo a estar en Kathmandu despues de haber caminado varios dias por una pequanya pero inmesa zona del Himalaya. A pesar de que el tiempo no ha acompanyado, pues la lluvia, la niebla, el barro y unos pequenyos bichitos que mas adelante os presentare han sido companyeros habituales del camino, la experiencia de subir y bajar montanyas eternas, pobladas por gentes que viven en un mundo tan diferente como un planeta lejano, y de extasiarme con la vision, casi siempre impedida por la niebla pero no por eso menos magica, de gigantes de mas de 6000 y 7000 metros, ha sido simplemente espectacular. Como espectacular ha sido el final que ha tenido, aunque esto queda para otro dia.

No me voy a enrrollar mas y paso a reescribir lo garabateado durante estos dias en mi libreta de batalla, donde he plasmado las impresiones de estos dias de largas caminatas. La cosa ira por entregas, que son muchos dias, pero os aseguro que la espera merecera la pena.

Aqui os dejo pues mi diario de un viaje por el Himalaya:

Dia 1: Kathmandu – Syaprhu Besu

El viaje en autobus

Hoy he empezado bien tempranito mi viaje al corazon del Himalaya. Vinshem (mi guia) me ha pasado a buscar por el hotel a las 6.30 y me ha encontrado sobando como un campeon. Me habia puesto el despertador pero antes no habia meditado sobre el cambio de hora, que, vaya miseria, es de 15 minutos respecto a India. Tiempo que me habia dado para ponerme en pie. A pesar de las prisas hemos llegado a tiempo a la estacion de autobuses, prisas que han tenido como respuesta mas de una hora de espera dentro del autobus. Tiempo que ha servido para que la carraca se llenara hasta la bandera de gente, animales y objetos divesos, tanto en el interior como en el techo. Me he preparado psicologicamente para un viaje de mas de 8 horas en plena montaya, pero aun nisiquiera intuia la odisea que nos esperaba por delante. Las primeras horas han sido monotonas y me he dedicado a buscar la posicion ideal que me permitia la mochila que llevaba encima (no habia sitio en el maletero o es que no habia maletero directamente) y el inexistente espacio entre mis rodillas y el asiento de delante. Recuerdo posturas incomodas, pero como esta pocas.

La ‘carretera’ se iba convirtiendo poco a poco en un camino de piedras que no paraba de ascender. Vimshem no es demasiado hablador, asi que la conversacion entretenido no ha sido posible. Me he dedicado a escuchar la musica que nos ofrecia el DJ Piloto y a observar lo que ocurria a mi alrededor, que basicamente era gente amontonada en el pasillo, de pie, y a las que esperaban horas de trayecto peores que la mia.

Ya ibamos por las cinco o seis horas de viaje y traqueteo sin cesar, cuando el autobus ha parado y nos han hecho bajar. Un desprendimiento habia cortado la carretera y debiamos caminar un rato para subir a un autobus que nos esperaba al otro lado. Primer contacto con los efectos debastadores del monzon, que no ha tardado mucho en hacer su aparicion en forma de lluvia. Y tampoco hemos tardado nada en encontrar el siguiente desprendimiento. De nuevo la misma historia del cambio de autobus, con la diferencia que en este caso ya no hemos encontrado sitio fuera y hemos tenido que viajar en el techo, con el chubasquero enfundado protegiendo todo lo posible las mochilas de la copiosa lluvia. La velocidad a la que circulabamos oscilaba entre los 5 y los 10 km/h y la altitud en unos 2000 metros. Si sumamos todos estos factures me podreis ver montado en el techo de un autobus pegando unos botes que me descolocaban el chubasquero a cada oportunidad, y asomando bajo mis narices unos precipicios de autentico vertigo. En esta tesitura he conocido a Evangeline, una mujer inglesa que vestia una cara de panico evidente. Despues de comentar los detalles del viaje me ha explicado que hace dos semanas un autobus como en el que viajabamos cayo por un precipicio y donde murieron mas de 60 personas. Mi primer reflejo fue de total acojone, pero enseguida me tranquilizo la idea de que, en caso de volcar, en el techo aun tenia la oportunidad de saltar, mientras que dentro del trasto lo unico que podria haber hecho era gritar.

Os diria que he tenido miedo pero os enganyaria, poco a poco he ido perdiendo el miedo inicial y he disfrutado del viaje. Salvo un par de ramas que me han dado en todo lo alto, lo demas ha sido disfrutar de las vistas, de los pequenyos pueblos y de los nuevos aromas. Me iba embargando lentamente la sensacion de entrar en un mundo diferente , un mundo que habia sonyado y que se convertia en realidad a cada bote.

Ya llevabamos practicamente 11 horas de trayecto cuando hemos parado en un control policial de acceso al Parque Natural. Evangeline estaba un poco inquieta, por la lentitud y los precipicios, asi que me ha propuesto pagar un jeep con el que llegariamos a nuestro destino en una hora (en autobus aun quedaban tres). En un principio me he resistido a barjarme del techo, me encontraba tan bien que no queria que se acabara el viaje, pero prudentemente he pensado que quedaba poco para que la noche y el frio hicieran su aparicion y he acabado aceptando. Asi que con un jeep al alcance tan solo de bolsillos occidentales, hemos llegado a nuestro albergue de hoy, desde donde os escribo estas lineas. No hay luz, pero es comodo y he cenado muy bien. Me siento agotado por el tremendo viaje, asi que aunque solo sean las 8 me voy a dormir, quiero descansar bien para mi primer dia de trekking hacia la falda del Langtang, un gigante de 7500 metros de altitud.

Buenas noches.

Dia 2: Syaprhu Besu – Lama Hotel

El primer esfuerzo.

Hoy os escribo desde una de las casas de te (Tea Houses) del camino hacia el Lama Hotel, nuestro destino de hoy, a mas de 2400 metros de altitud.

Vamos subiendo progresivamente una pendiente total de unos 1000 metros, y aunque el desnivel no es muy pronunciado, el cansancio y la falta de habito se notan.

Evangeline , su guia y su porteador, coinciden en el mismo recorrido los 12 dias, asi que haremos juntos el camino. Hemos atravesado juntos los primeros pueblos, pequenyos, mas bien aldeas. La gente parece amable y risuenya y sus rasgos son totalmente orientales. De hecho caminamos hoy muy cerca de la frontera con el Tibet y las referencias a esa tierra en cada pueblo es mas evidente. No se cuanta de este gente es refugiada del Tibet, pero a tenor de lo que veo creo que deben ser muchas. Tambien me sorprende las insignias comunistas que voy encontrando a cada paso, y es que estamos en una zona maoista. Hasta hace poco ser maoista era considerado en Nepal como ser un guerrillero o un terrorista, y esta es su plaza fuerte, donde la gente le da su apoyo. Actualmente, con la destitucion del rey (que mas bien se fue por patas) y la reorganizacion del parlamento, los maoistas concurrieron a las elecciones democraticas y parece ser que sacaron muy buenos resultados, aunque por ahora no han logrado llegar al gobierno, pero segun me dicen, poco falta para ello. Tambien me cuentan que hasta hace poco, hacer un trekking por estas zonas llevaba adosado el pago de un impuesto revolucionario a cargo de los discipulos de Mao, cuota que debias pagar si no querias acabar con algun moranton o alguna pierna rota. Asi que me alegro por todos de que las cosas esten llegando a su cauce democratico.

Me alegro un monton de haber decidido comenzar este trekking, ahora siento que estoy en el lugar que quiero estar, trescando por las montanyas y conociendo una cultura ajena y parece ser que accesible. Tengo la gran suerte de que Carlos, el guia de Evangeline habla espanyol y de su mano me voy sumergiendo poco a poco en su cultura. Segun la inglesa, que viene de hacer el trekking de los Annapurna (17 dias), este es mas bonito, salvaje y protegido de las ordas de turistas que venimos a caminos por estas sendas. Asi que creo que la eleccion ha sido buena y que posee todos los ingredientes para convertirse en la aventura que buscaba. Eso si, si la lluevia y las sanguijuelas chupasangre que ya he probado, mejor dicho, ellas me han probado a mi, no lo impiden.

Despues de una ducha caliente inesperada a 2400 metros de altitud, gracias a mis admiradas placas solares, todo el sufrimiento del ultimo tramo de la subida parece alejarse definitivamente y es que los ultimos repechos han ido endureciendose a medida que las fuerzas me abandonaban. Este es uno de los motivos por los que me gusta caminar por la montanya, hay momentos en los que disfrutas y otros en los que sufres como un condenado. En este ultimo momento es cuando inicias una lucha fisica y psicologica entre las ganas de abandonar y el impulso (y la necesidad) de seguir adelante para llegar a tu destino. Y es una lucha autentica, y a veces titanica. No hay termino medio, no puedes parar a medio camino a pasar la noche, las unicas dos opciones que tienes es llegar o llegar a tu destino. Y este ultimo tramo de subida lo he vivido asi.

Pero ahora, sentado en una mesa, con unos paisajes increibles ante mi, siento la grandeza y la magnitud de lo que me espera por delante. Porque manyana continuamos subiendo, encaramos los 3300 metros de Lantang, aldea que da nombre al pico mas alto de la zona y que apunta a los 7225 metros de altitud. Nosotros, humildes mortales, tendremos que conformarnos con fotografiarlo, si las condiciones meteorologicas lo permiten, y viendo como son los dias monzonicos por aqui dudo mucho que lo podamos conseguir. Pero lo esperanza es lo ultimo que se pierde y yo espero cazar esa foto, le he guinyado el ojo a Hermes y creo que podra mover algunos hilos en el Olimpo para que manyana, excepcionalmente y solo para nuestros ojos, amanezca despejado.

Mientras amanece manyana pasaremos la tarde con la familia de esta casa, bien cerquieta de la cocina donde calentarnos y secar nuestras ropas. Despues de darle una clase magistral sobre el tiempo futuro en espanyol a Carlos y de que el me ensenye a escribir y leer hasta 10 en nepali, empezare el libro que me compre en Kathmandu, mientras la luz aguante, uno de Paulo Coelho, autor que no me entusiasma pero que era de lo mejorcito de lo poco que puedes encontrar aqui de literatura en castellano.

Ahora mismo fuera llueve.

Manyana mas camino y mas sensaciones.

Dia 3: Lama Hotel (2400 m.) – Lantang (3400 m.)

Cerca de los gigantes.

De nuevo paradita para comer, esta vez en una casa nepali a mas de 3000 metros de altitud. La manyana ha sido una ascension constante que no parara hasta llegar a Lantang. Para ser los primeros dias del trekking y estar desentrenado, se me estan haciendo algo duros. Pero me lo tomo con filosofia y pienso que es el mejor entrenamiento para aguantar sin problemas los siguientes dias, mas suaves que este inicio.

Intuyo que el paisaje esta a punto de cambiar. No ha sido hasta los 3000 que el bosque no ha ido desapareciendo progresivamente en favor del monte bajo de las alturas. Para mi es extranyo, ya que en el Pirineo esto sucede antes de los 2000, pero estoy en el Himalaya y esto es otro mundo. Ahora mismo voy a zamparme un Dalbath, plato nacional nepali, consistente en una montanya de arroz con verduras y una salsa bien rica para afrontar lo que queda de ascenso.

Nos volveremos a cruzar con sherpas que cargan unos fardos impresionantes, y se tiran asi toda la vida, subiendo y bajando cargados hasta la coronilla. Para hacer sus compras deben hacer un dia de bajada (para mi dos) y dos de subida (para mi tres) cargados con todo lo basico que necesitan para su vida diaria. Una vida que se me antoja dura, pero que a tenor de su alegria y su sonrisa intuyo que tambien satisfactoria, incluso feliz.

De noche, despues de haber cenado otra montanya de arroz con patatas, espero que pase un ratito para irme a dormir. Solo son las 8 de la tarde pero en la montanya los horarios cambian, te levantas muy temprano, caminas 5 o 6 horas, comes y pasas la tarde como puedes, leyendo, escribiendo, conversando o simplemente pensando (si puede ser al calor de una estufa mucho mejor).

Para pasar el rato les he dibujado el mapa de Espanya para explicarles como es el lugar donde vivo. De repente me ha entrado anyoranza, me han venido a la cabeza multitud de sensaciones, de rostros y momentos compartidos. Desde que empece este viaje no habia tenido una sensacion tan vivida como esta. Me han traido un mapa de Europa y me lo he quedado mirando durante un buen rato, y ha sido cuestion de instantes que en cada punto donde posaba la mirada despertara en mi un torrente de recuerdos y emociones. Y en ese estado he pasado toda la cena, mirando el inmenso plato de arroz con verdura y patatas de casi todos los dias, y me ha sorprendido la cantidad de dias que llevo comiendo lo mismo.

Llevo un mes y medio de viaje y la perspectiva con el dia que cogi el avion en Barcelona comienza a ser importante. Ahora mismo estoy sentado junto a Carlos, al calor de una estufa, yo escribiendo y el estudiando vocabulario en espanyol. Y me parece una situacion totalmente normal, como si fuera de lo mas habitual. A veces me resulta dificil recordar que estoy en la casa de unos nepalis a menos de dos horas de camino del Tibet, compartiendo un dia a dia con gentes que en principio son extranyos. Pero yo no me extranyo, todo me parece la mar de normal. Creo que este es el punto donde el viaje te atrapa, ya no eres alguien que viaja, eres el viaje en si. El viaje se ha convertido en lo coditiano.

Las noticias montanyeras no son buenas. El ultimo tramo de la caminata de hoy ha sido pasado por agua, la niebla ha bajado y nos ha tapado la poca visibilidad que teniamos. El pronostico para manyana no es bueno y si el amanecer no lo remedia, volveremos sobre nuestros pasos para recorrer otros caminos. Estamos a 3400 metros de altitud, la falta de oxigeno se empieza a notar y hace mas dura la subida. Manyana nos esperan 400 metros mas de desnivel hasta el campo base del Lantang (3800 m.). Es una autentica paliza para no ver nada, asi que si la manyana trae niebla daremos media vuelta. Penultima posibilidad de fotografiar el Lantang.

Seguiremos tentando a la suerte.

Continuara …………..

Caminando por el Himalaya (hasta pronto)

Namaste de nuevo,

La paz y tranquilidad embarga mi espiritu, Nepal me mola mogollon. Hoy he pasado todo el dia en la calle, arriba y abajo, equipandome para la montanya y visitando algunos lugares. Sera la ultima vez que lo diga, os lo prometo, pero el contraste con la India es brutal, increible y casi inexplable. Solo salir de mi habitacion esta manyana me han dado una noticia que me ha preocupado un poquito, ya que cuando le he dicho por enesima vez al hotelero que Nepal es muy diferente a la India, ha puntualizado que el sabado (dia que llegue a Kathmandu) es su dia festivo. He salido a la calle alerta a la nueva situacion, pero chicos y chicas, ni por asomo se parece a la locura India.

He regateado y regateado en tiendas donde me atendian con sonrisas, he preguntado precios y nadie me ha presionado para que compre, incluso he sentido que los malos habitos adquiridos en la India han sentado mal y me ha disgustado. Yo no soy borde, pero creo que he llegado aqui con una sobrecarga de estres que me hace saltar a la mas minima que intuyo que alguien me quiere colar algo, y puede ser tan solo un simple namaste de algun comerciante.

He caminado casi una hora para llegar al templo de los monos, he cruzado la ciudad de punta a punta, he encontrado alguna manifestacion donde quemaban algun que otro neumatico por alguna razon no comprensible para mi, pero con tan poca agresividad que he llegado a pensar que estaban celebrando un San Juan muy light. Aqui la gente es sumamente pacifica y sonrie la mayor parte del tiempo. Viven con referentes occidentales pero esto, a simple vista, no les hace perder ni mucho menos su identidad cultural, tan marcada como puede ser la de sus vecinos indios. Cuidan mucho mas al turista, lo tratan mejor, se preocupan por nosotros, les importa como nos sintamos y que quedamos satisfechos. Se esmeran por tener todo un poco limpio y por ser buenos huespedes.

En la gompa del templo (realmente plagado de monos) he asistido a un recital de mantras a cargo de un monje con un tambor y lo que parecian unos platillos. He sacado mi caballito blanco en meditacion que me dieron en la Casa del Tibet de Barcelona, he cerrado los ojos, postura de meditacion adoptada y al poco rato, siguiendo el recitado del monje, me he perdido en mis adentros, mente en blanco. Cuando los he abierto no he podido adivinar cuanto tiempo habia pasado, el monje seguia con sus canticos pero iba amainando en intensidad. He mirado por la ventana y estaba todo mojado, llovia pero parecia que habia caido una buena tormenta y yo ni me habia enterado. Como en el camino de ida, en el de vuelta nadie me ha intentado endosar nada, ni artesanias ni rickshaws ni marihuana, simplemente andaba con la gente. Incluso me he llegado a perder, he preguntado y me han acompanyado hasta el punto mas cercano donde nuestros caminos se separaban. Gran contraste con los indios, los jodios no solo no te acompanyan sino que, aunque desconcozcan el lugar que estas buscando, te contestan a voleo y te envian al quinto pino. Parece ser que no llevan nada bien no saber algo, no se si sera orgullo o lo que llamamos el factor cultural. Como alguno me pregunte como llegar a la Sagrada Familia lo envio al Tibidabo, se la tengo guardada.

Aun no entiendo que la gente hable del misticismo de la India, cuando el sabor espiritual lo pone en mayores cantidades Nepal. Ya se que solo llevo dos dias aqui y que el efecto desestresante puede hacerme ver las cosas tenyidas de cierta euforia compensatoria, pero apostaria a lo que fuera a que os seguire explicando cosas parecidas.

Pero para eso tendremos que esperar, os tengo que comunicar que manyana empiezo un trekking de 12 dias al corazon de los valles del Himalaya. No lo he podido resistir, caminar durante dias por estas tierras era uno de los objetivos de este viaje y ahora que estoy aqui no quiero desaprovechar la oportunidad. Asi que he contratado a un guia a un precio mas que razonable y manyana bien tempranito me lanzo a recorrer valles, cruzar rios, meditar en pequenyas gompas y subir algun pequenyo pico. Doce dias durante los que no tendre acceso a internet y por lo que no podre escribir en el blog. Pero sabiendo que no puedo faltar a la cita que tenemos aqui casi a diario, me he comprado una libreta e ire escribiendo todo lo que experimento, para despues volcarlo aqui y compartirlo. Eso si, en diferido y dentro de casi dos semanas.

Nos vemos por aqui a la vuelta,

Cuidaos mucho,

Abrazos,

Hasta pronto.

Santi, santi Nepal (Kathmandu, por fin)

Namaste a todos y todas,

Por fin en el lugar deseado, con los pies puestos en tierras nepalis, solo puedo exclamar: SIIIII, ESTO ES LO QUE BUSCABA, POR FIN!!!!!!!!!!!!.

El viaje en avion ha ido muy bien, unas pocas turbulencias que han sido compensadas por una buena comidad y la belleza de las azafatas, preciosas. Como el viaje iba viento en popa y mis sensaciones no eran del todo negativas, en el momento del descenso me he atrevido a mirar por la temida ventanilla y me he encontrado con el paisaje sonyado, un valle increiblemente verde rodeado de altas montanyas, con una bonita ciudad decorando el horizonte. Kathmandu, Nepal, el Himalaya. Una vez pasado el control del pasaportes, pagado el visado y rocogida mi mochila, he enfrentado la salida al mundo exterior con el mismo espiritu que en India, totalmente a la defensiva con contraataques esporadicos. Mi sorpesa ha sido mayuscula cuando, al abrirse las puertas que dan a la calle, me he encontrado a un hombre perfectamente acreditado que me ha preguntado si tenia reservado hotel. Cuando le he dicho que no, desconfiando firmemente y mirandolo con algo de desprecio (malos habitos adquiridos en el pais vecino), me ha explicado que reservando en la oficina estatal de hoteleros el transporte hasta el hotel era gratis y que por ser epoca de monzones me hacian un descuento interesante. No podia deshacerme de mi desconfianza, pero he aceptado a reganyadientes. Una vez pagado el hotel, el buen hombre, que incluso me ha perdonado cuatro rupias que no tenia, ha llamado a un chico joven, que me ha acompanyado al taxi que me llevaria al hotel. Durante el trayecto he visto muchisima policia antidisturbios por la calle, pero todo en calma. El chico me ha explicado que por aqui no estan demasiado contentos con su nuevo presidente (decapitaron la monarquia hace poco) pues cuando habla lo hace en hindi, y no en nepali. Asi que, al no contar con la simpatia de sus conciudadanos, cada vez que se desplaza por la ciudad, monta el tinglado que he presenciado. Al llegar al hotel ya hacia rato que estaba esperando el palo en forma de propina, comision o mentira, a cambio de una habitacion cochambrosa, pero una nueva sorpresa me esperaba. Una habitacion amplia, con mucha luz y con unas sabanas increiblemente blancas. Cuando le he dicho al chico very nice room, thank you, se ha despedido con un you are welcome, mientras cerraba suavemente la puerta. Una vez solo en la habitacion me he puesto a reir como un condenao pensando en lo que me ha llegado a alterar el viaje por la India y lo estresado que me tenia. Cuando he acabado de desahogarme, he bajado a la recepcion para cumplimentar los tramites burocraticos de rigor y, una vez finalizados, otro chico joven me ha hecho entrar en su despacho, ha desplegado un mapa, me ha indicado todos los lugares que visitar en la ciudad, y me ha dado su tarjeta para que, si lo tengo a bien considerar, pueda ofrecerme sus servicios. Yo ya no cabia en mi de tanto gozo al comprobar que aqui las cosas funcionan de otra manera. Le he explicado al chico el castigo de viajar por la India y, con media sonrisa en la boca, me ha asegurado que Nepal es otro mundo y que los dias que pase por aqui estaran presididos por el Santi Santi nacional (paz y tranquilidad). He salido a la calle, en pleno centro de Kathmandu, en el barrio del Thamel, y la sorpresa ha ido increscendo. Ausencia casi total de bocinazos, mucha gente en la calle pero nadie agobiandote, ni siquiera los rickshaws como tampoco lo hacian los cientos de comerciantes que tienen sus pequenyas tiendas en la calle. Artesanias preciosas, ropa chulisima y cualquier accesorio que necesite el montanyero a un precio de ganga. Cuando me he cansado de caminar, de observar la vida mas o menos tranquila de esta gente, los rasgos achinados de los rostros y la limpieza de las calles, he entrado en un bar a cenar. Como todo iba tan bien y la desconfianza seguia persiguiendome, aunque ahora a una distancia prudencial, he pensado que la comida seria picante, tanto como en India. Me ha atendido una senyora de rasgos preciosos que me ha aconsejado un plato a base de una especie de Noddles con pollo y verduras. En prevision del incendio bucal me he pedido una cerveza (una San MIguel de 650 ml.), y la sorpresa ya ha sido mayuscula cuando he comprobado, no solo la ausencia de picante, sino que estaba realmente sabrosa. A mitad de la cena se ha ido la luz, la senyora me ha explicado que los cortes de luz son normales en la ciudad y que hasta las 9 de la noche no volveria. Ha encendido una linterna grande y me ha plantado en medio de la mesa una vela, con la que he acabado de cenar. En medio de la penumbra, con mi San Miguel en la mano y recordando cada momento desde que he llegado a esta tierra, no he podido dibujar una sonrisa complice, guinyarme el ojo y sentir renacer la esperanza de un viaje sonyado y que la India me estaba robando.

Hoy no tengo fotos, solo primeras impresiones de las pocas horas que llevo en pleno corazon del Himalaya. Pero han sido tan vividas que las queria escribir y compartir con todos/as vosotros/as.

Este camino, que como muy bien puntualiza Mar no es ni mucho menos en solitario, pone rumbo a las montanyas mas altas del mundo, que con nuestra modestia habitual nos conformaremos en otear desde la distancia de los prudentes. Si todo va bien y manyana encuentro el poco material que necesito, el lunes empezare una caminata muy sencilla al ladito mismo de Kathmandu, que si bien no posee la erotica de las cumbres mas elevadas, si que promete preciosos valles salpicado de pequenyos pueblos donde me han asegurado, reside el autentico espiritu de estas tierras.

Abrazos,

Sergio.

Conexion Delhi (Namaste India)

Namaste a todos y todas de nuevo desde la caotica India.

Ultimamente, cuando me siento delante del ordenador para escribir en el blog, se apelotonan las ideas en mi cabeza y no se por donde empezar. Hoy tengo varias cosas significativas que contaros pero no se cual elegir como titular. Estoy en Delhi, vengo del desierto, de nuevo viajo solo, manyana parto a Kathmandu, me alejo de la India y ya tengo ganas de volver. Ya se que pensareis que son demasiadas contradicciones las que encontrais en mis viajes mentales en este pais, pero es que es una autentica contradiccion y una prueba constante para las nervios y las mentalidades occidentales, al menos para la mia.

Me gustaria relataros un poquito el viaje al desierto del Thar, a Jaislamer, aunque poco del desierto os explicare y mucho de como funcionan las cosas por aqui. Creo que puede ser un claro ejemplo de lo que es viajar por la India.

En Udaipur habiamos comprado los billetes de autobus para ir directamente y durmiendo como angelitos a nuestro destino de arena y sol abrasador. No se lo compramos a cualquiera sino al duenyo del hotel donde nos alojabamos, que tenia una agencia de viajes. Despues de hacerle el interrogatorio de rigor fruto de la desconfianza que timo a timo se instala en tu animo, nos dispusimos a preparar el viaje, aunque antes, y para compensar la paliza a los huesos nos dimos un buen masaje ayurvedico. Llegado el momento nos montamos en el bus, preparados psicologicamente para lo peor en cuanto a higine, pero siempre sorpendidos por la algo sucia y dejada realidad. Una especie de celdas con colchones del color de lo que hace mucho tiempo que no recibe un meneo limpiador nos esperaban para darnos cobijo durante la noche. A todo te acostumbras y despues de poner caras raras de desagrado, de soltar un par de improperios contra la falta de la mas minima norma de higiene y de instalarte encima del algo asqueroso colchon, el autobus arranca. Arranca como un autentico suicida adelantando a camiones en carreteras muy estrechas rodeadas de precipicios, a bocinazo limpio. Recuerdas que aqui no utilizan los intermitentes para adelantar sino que lo comunican con unos bozinazos a un volumen increiblemente desagradable que te acompanyara toda la santa noche. En mi sucia celda doy mas vueltas que un calcetin en pleno centrifugado y la sensacion del inminente accidente me hace descender al pasillo donde hay algunos asientos y donde me puedo agarrar bien fuerte. Mientras en perspectiva, presidiendo la cabina del conductor suicida y las cinco mirones que le acompanyan, diviso la gran figura de un Dios hindu, no se si protector o destructor, al que, a falta de algo mejor y en ausencia de la tan anyorada prudencia, me encomiendo. La carrera continua sin cesar, adelantamientos imposibles y sigo con vida. El autobus frena en seco, tiempo de llevarse algo calentito e inevitablemente picante a la tripa, ademas de la meadilla de rigor. Los cinco comentamos el estilo de conduccion y nos cagamos en la India, mientras miramos a la pantalla de un antiguo televisor a una chica cantando una de esas canciones que siempre parecen la misma y que no varia ese tono hiper agudo que se te mete en lo mas profundo del caracolillo. Despues yo hablo con unos universitarios que van de vacaciones a algun lugar que no logro entender y que desean hacerse una foto conmigo. Volvemos a la infernal ruta aunque suavizada por la falta de precipios. El autobus vuelve a frenar, esta vez no habia hambre ni razon aparente. Sube un hombre y nos dice que tenemos que cambiar de autobus pero en ningun momento nos da ninguna razon, simplemente nos mete prisas. Luchando por despertar del primer suenyo, cambiamos de autobus. Nos reinstalamos en nuestras nuevas celdas, comentamos, nos echamos unas risas, nos volvemos a dormir. Son las 2 de la manyana. Dos horas despues nuevo frenazo, ojos abiertos, te preguntas, hemos tenido un accidente, hemos atropellado a un vaca, nos hemos salido de la carretera?. La respuesta es un nuevo cambio de autobus, como antes sin razon ni justificacion aparente, pero esta vez nada inmediato, una hora en medio de la nada esperando al nuevo vehiculo. Las risas ya no son tan amplias, las ganas de sacarle plomo al asunto flaquean. Hablamos con los ojos medio cerrados por el cansancio y la mala sensacion que provoca el timo y el enganyo constante, mientras se nos acerca un hombre ofreciendonos habitaciones de hotel en nuestro destino. Son las 4.30 de la manyana y hace un bochorno soportable. Una vez llegado el autobus, nos disponemos a reinstalarnos en nuestras alcovas, por tercera vez en una noche que debia ser directa, pero nos lo impiden. Nos dicen que no tenemos reservadas las camas para ese tramo del viaje y que lo debemos hacer sentados o pagar el doble del precio del billete. De nuevo no hay explicacion razonable, simplemente es asi y te lo tienes que tragar con patatas. La indignacion y el cansancio superan el autocontrol y te desahogas a grito pelao, al que se suman dos italianas que no paran de espetar cazzo. A parte del momentaneo desahogo de nada sirven los gritos, nos sentamos en nuestros sucios asientos mientras vemos como nuestras jaulas dormitorio se llenan con el doble de personas que su capacidad invita a pensar como razonable. Es la India, no hay nada que hacer, una nueva derrota, pero bien luchada. La batalla curte y en los enfrentamientos poco a poco recuperas la dignidad que te intentan robar a base de mentiras. Sentado en mi asiento voy hablando con Astrid de mil y una cosas, renunciando ambos a dormir entre los intervalos de los constantes y odiados bozinazos. Nos acercamos a nuestro destino, el desierto cada vez ganas mas presencia. Aparece un hombre por el pasillo que se acerca con cara ladina. Los ves venir a la legua. Despues de preguntarnos de donde eramos y de regalarnos la palabra en castellano que ha memorizado (usualmente amigos), nos explica que lo que nos espera en la estacion de autobuses de Jaislamer es una autentica caza del turista, sin piedad ni misericordia, y el, como buen salvador del turista desamparado, nos ofrece los servicios de su taxi y su hotel. Las italianas lo envian a la mierda y nosotros con las fuerzas bajo cero ni le miramos a la cara. Entramos en el pueblo, la jauria de caza comisiones de hotel arrecia. Por la ventanilla medio abierta aparecen manos con tarjetas y folletos de hoteles mientras nos gritan desesperadamente que no creamos al salvador, que es un mentiroso, mientras este, desde el interior del autobus, los mira con desprecio. Tu intuyes la comision en forma de rupias que reside en el bolsillo del conductor por haber otorgado el privilegio del acceso directo al turista a nuestro salvador. La situacion se tinye de puro surrealismo. No hemos bajado todavia del autobus que ya estas aplastado literalmetne por los cazacomisiones que no permiten a penas moverte. El calor es insoportable y la situacion se desborda. Empiezas a gritar y sueltas algun codazo al aire. Llamas a la policia y esta aleja un metro a la jauria, distancia que te permite llamar al hotel para que envien un par de ricksaws en nuestro socorro. No tardan en llegar y en breve estamos instalados en nuestras poco higienicas habitaciones. Subimos a la terraza, momento de respirar tranquilos despues del agotador y psicodelico viaje. Pedimos la comida, tarda una hora y media. De nada ha servido el socorrido zero spicy, la comida pica como un demonio. Cedes como es habitual e intentas disfrutarla a pesar del inmiente inciendio bucal. Salimos a dar una vuelta por la ciudad enmurallada, preciosa. El agobio de los cazaturistas y vendedores de todo lo posible no llega a agobiar, los tratas con la misma falta de respeto que ellos te tratan a ti, y la partida siempre queda en tablas. Empieza el momento de la distension, de disfrutar de los callejones repletos de tiendas y de libros de segunda mano. A pesar del cansancio acomulado el dia pasa ligero y la noche nos regala una estupenda cena no picante con vistas a las murallas y al inmenso cielo. La temperatura baja, la cerveza fria, la asencia del ruido constante y los bocinazos, el espirito se felicita por estar alli, disfrutando de ese momento ganado a base de paciencia y de ganas de vivirlo. Y es en ese preciso momento cuando reconozco que la India me gusta, que tiene algo que me atrapa, que poco a poco voy comprendiendo, entendiendo, aceptando, disfrutando. En lo mas profundo de mi lucha reconozco el lugar donde reposa el viajero, el lugar donde me reconcilio con la tierra que piso y las gentes que la habitan. India no me esta resultando facil de viajar ni de conocer, tampoco esperaba lo contrario, pero cada dia me ofrece la intensidad que buscaba cuando inicie este viaje.

He encontrado en vuestros mensajes algunas referencias a que ahora mismo no soy capaz de abstraerme y de ver las cosas con una cierta distancia y estoy plenamente de acuerdo. Siento que cada dia la India reclama toda mi atencion, que los pocos momentos de paz no son suficientes para asimilar lo que en un dia sucede a mi alrededor y los ecos que provoca en mi interior. Espero que manyana, ya en Nepal, bien cerca de las montanyas, pueda empezar a elaborar mi experiencia India.

Reinicio mi viaje en solitario. Han sido unas semanas de compartir camino con varias personas, y a pesar de que ha sido una experiencia grata y enriquecedora, ya hacia dias que sentia el grito del camino en solitario, el que hace mas de un mes inicie en Venecia y que esta llegando a su ecuador. Un abrazo a Joan y Noelia, y un besote enorme a Astrid, Susana, Eva y Natalia. Muchisimas gracias por vuestra companyia.

Ayer, antes de tomar caminos diferentes, con practicamente todo el tren durmiendo, Astrid tuvo la gran habilidad de hacerme conectar por primera vez con la fascinacion que me provoca la India, y con esta sensacion me despido por hoy. 

Manyana nuevo pais, nuevas gentes y nuevas historias del viajero patillero.

Un besote a todos y todas, en especial al pequenyo Jan, vaya padrino que le ha tocado. Por cierto Jose, gracias por la camara, nos hemos convertido en una sola entidad, inseparable e inquebrantable, a golpe de obturador voy echando guinyos de la realidad que percibo. Juan, me alegra reencontrarte por aqui, ya estaba yo barruntando y sabes que cuando me pongo no tengo stop. Irene, los chupachups no spicy, please. Benvingut Jordi i dona molts records per Ares, encara que ja fa temps que no em deixo caure no hi ha any que no ho trobi a faltar. Lore, a disfrutar a tope de Malta, que callado te lo tenias ladrona. Mar, gracias por echar de menos mis relatos, de verdad que agradezco la energia que aportas a este espacio viajero. Silvia, Antoni, las chicas Sap, resto de companyeros y companyeras de viaje, muchos besos.

Un brindis por la detencion del cabronazo de Karadzic, hoy el mundo es un poco mas justo.

Namaste a todos y todas,

Namaste India.

City of Childs

Namaste a todos y todas de nuevo,

Despues de unos dias de desconexion telematica vuelvo a la carga con mis batallitas viajeras. Hoy os escribo desde Udaipur, en pleno Rajastan, norte de la India. Llegue ayer despues de un extenuante viaje de 20 horas en autobus, acompanyado de Susana, Eva, Astrid y Natalia, cuatro tarragoninas con las que viajare por esta parte del pais.

Aqui hace un calor espantoso, un bochorno increible, un agobio impresionante. Y no solo es el calor el causante del desagradable ambiente (subjetivamente hablando), sino el simple hecho de ser un turista en este pais. Me considero un viajero, para nada un turista. La diferencia para mi reside en que me la suda completamente el Taj Mahal y me seduce enormemente una conversacion desinteresada con alguien de la tierra. He viajado a varios paises, casi siempre poco favorecidos economicamente, no soy novato en estos lares, conozco lo que es viajar por tierras necesitadas de tu poder, pero la India esta suponiendo para mi una batalla constante, tanto interna como externa, por aceptar o rechazar todo lo que me rodea. Aqui el viaje tranquilo es imposible (por ahora yo no lo he encontrado), el acoso al turista es implacable, insoportable, tocar algo de realidad cotidiana dificil, muy dificil. La gran mayoria de las personas que se acercan a hablar contigo es porque quieren tu dinero, no estan para nada interesados en compartir contigo su tiempo (de verdad que he encontrado muy poca gente verdaderamente amigable). El contraste con Turquia, hablando de la calidad de la relacion con la gente, es abismal. La India turistica no me gusta y la India cotidiana me parece inalcanzable. En definitiva la India se me esta atragantando, no he encontrado lo que buscaba, si es que buscaba algo. Y lo que he encontrado no me agrada. Y es por todo esto que me acabo de comprar un billete de avion a Nepal, a Kathmandu, para el sabado. Doy por finalizada mi vuelta turistica por la India con una decepcionante impresion y espero ansioso volver a pisarla cuando lleguen mi hermano y Manel, y poner rumbo a las montanyas, a los pueblos diminutos, a las gompas budistas, a los inmensos paisajes, en definitiva, a volver a intentar sentirme minimente integrado en el entorno y llevarme de este pais la mejor impresion posible.

A pesar de todo, y aunque haya empezado con mi sensacion actual de desencanto, me considero profundamente afortunado de haber compartido estos ultimos dias con la gente de the City of Childs. Tanto con los ninyos y ninyas, como con el equipo directivo, como con el grupo de voluntarios de diferentes paises que alli me he encontrado. La labor que he desempenyado no ha pasado de podar las plantas del pequenyo parquecillo y pintar sus columpios, subir un muro de piedras para impedir que una zona cultivada se hundiera a causa de las lluvias y cabar algunos hoyos para plantar arboles frutales. Pero los momentos que he pasado con los ninyos y ninyas cuando regresaban del cole, los partidos de futbol y de cricket, las conversaciones con el staff del orfanato y los momentos pasados con mis companyeros y companyeras, me han regalado la cara amable del viaje por estas tierras. Los dias empezaban a las 5.30 de la manyana, con ejercicios fisicos y estiramientos, para despues ir a la capilla (catolica) a rezar cantando y bailando, y acabar desayunando. Despues los ninyos se iban al cole y nosotros empezabamos el trabajo. Descanso a la hora de comer (todos nuestros pocos dias arroz, absolutamente todos sus dias arroz), tiempo libre y por la tarde otro ratito de trabajo. No podia faltar el te de las 5, herencia inglesa, despues del cual nos reuniamos todos (ninyos y voluntarios) en un trozo de tierra con cesped para hacer los deberes. Ayudabamos en lo que podiamos, matematicas y algo de ingles, el hindi y marati (las dos lenguas de la zona) nos quedaban un poco grandes. Por la noche cena, reunion, chachara en los dormitorios y a sobar. Una adorable rutina que me ha hecho vivir mi mejor momento del viaje por la India. El ultimo dia nos regalaron una fiesta tipica Hindu consistente en una guerra de tintes multicolor que hace que acabes irreconocible de pies a cabeza. No se cuanto rato estuvimos pero fue divertidisimo, muchas risas y un buen rollito muy apetecible.

Lastima que esos dias hayan tocado a su fin, una parte del viaje para recordar siempre, la mejor decision que habia podido tomar.

Hoy os dejo precipitadamente, las chicas me estan llamando para ir a coger el autobus. Supongo que habran arrasado con abalorios y trapitos varios (comportamiento universalmente femenino digno de estudio) y ahora toca preparar el viaje nocturno a Jaisalmer, en pleno desierto del Thar, doce horas de traqueteo enclaustrado en una especie de cama-ataud categoria sleeper.

Prometo seguir contando, a partir de ahora mas a menudo, mis proximos pasitos, por el momento siempre cerca de algun ordenador.

Abrazos,

Sergio.

Decision tomada

Namaste,

Despues de visitar hoy la organizacion con la que tenemos la opcion de hacer un campo de trabajo cortito pero intenso, he decidido quedarme una semana mas aqui. Ahora mismo nos estamos preparando para realizar el camino de vuelta a The City of Childs, el orfanato del que os hablaba ayer. El recinto esta en un pueblo muy alejado de la gran ciudad y la unica via de comunicacion posible es el telefono de un quiosco que esta a unos 20 minutos andando, asi que durante unos dias no podre escribir en el blog. Pero prometo sentarme el sabado, de regreso a la ciudad, y explicaros todo lo que alli haya experimentado.

Os dejo aqui la pagina web de la organizacion para que, quien quiera, le pueda echar un vistazo. De verdad que hacen un trabajo encomiable. Trabajan en los slums (inmensos barrios miseria) con proyectos nutricionales para ninyos y mujeres embarazadas, prevencion y tratamiento del sida, empoderamiento de la mujer, escolarizacion de ninyos de la calle, guarderias para que padres puedan ir a trabajar y ganar algo de dinero para tirar adelante, ademas de orfantos para los peques que no tienen a nadie.

Su pagina web es  www.deepgriha.org , os invito a visitarla y si alguien esta en disposicion de hacer alguna donacion (se que es dificil), os aseguro que aqui, con los 250 dolares (175 euros aprox.) que vale esponsorizar a un ninyo durante un anyo se hace un trabajo muy valioso. Sacar a ninyos de la misera calle y darles una oportunidad no tiene precio (y no es un anuncio Visa). Tambien visite la ONG de Barcelona Sonrisas de Bombay, que tiene un programa de apadrinamientos eficaz y valioso.

He visto con mis propios ojos que el trabajo que hacen es de elogiar, del que se beneficia en su totalidad gente local, y necesitan seguir incrementando sus ingresos para continuar su labor. Asi que si alguno/a tenia en mente participar de alguna manera en un proyecto solidario o conoce a alguien que quiera hacerlo y no sabe como ni donde, os garantizo que estas dos opciones son buenas.

Y despues de este momento marketing social improvisado, me despido hasta dentro de unos dias, cuando me volvere a sentar aqui delante con una nueva experiencia en la mochila y la figura del Nepal en el horizonte.

Muchos besos,

Namaste.